Espacio de opinión de Canarias Ahora
Mundomiseria
Estoy cada vez más alicaído y apesadumbrado por lo que está pasando en el mundo, que pone a la vieja Europa a los pies de los caballos, en una situación entre el ridículo y la tragedia. La supeditación, el vasallaje a los Estados Unidos, creo que ha sido un error histórico europeo de gran magnitud, y podríamos poner muchos ejemplos de esta sumisión, en la que destaca la voladura de los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 que conectaba el gas y el petróleo ruso para Alemania, y que fue destruido por la OTAN sin que el canciller Olaf Sholz se atreviera a hacer la más mínima protesta al presidente Joe Biden. La bofetada de EEUU a Alemania no pudo ser más fuerte, una comunicación estratégica por el fondo del mar Báltico vital para la economía germana es destruida por buzos norteamericanos y noruegos y no pasa nada, no hay ninguna reacción negativa del gobierno alemán.
En el fondo de la cuestión refiriéndonos a la guerra programada por la OTAN en Ucrania, el objetivo primordial era desgastar a Rusia, con la participación de unos aliados europeos comprometidos, disciplinados, costara lo que costara con Ucrania como conejillo de indias, con fanáticas militaristas como Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Kaja Kallas, comisaria de Asuntos Exteriores, ambas con una rusofobia rayando en la esquizofrenia política, con una clase dirigente que se han convertido en actores entusiastas, fanáticos, de una estrategia político militar que perjudica gravemente la economía alemana, francesa, británica y la de toda Europa, y que la hace comercial y tecnológicamente más dependiente, y que ahora tiene que comprar gas licuado mucho más caro a Estados Unidos al no recibir el ruso mucho más asequible. Unos políticos europeos como Sholz, Macron, Starmer, desprestigiados y en entredicho, que contrastan con otros de gran prestigio de época anterior, como François Miterrand, Willy Brandt u Oloff Palme.
Pero las cosas no han salido como se esperaba. La idea era someter a Rusia, incluso balcanizarla como afirmó la nazi estoniana Kaja Kallas, provocar una crisis económica, comercial, financiera y militar, que provocara una división en la sociedad rusa y la caída final de Vladímir Putin. Pero tras tres años de guerra el plan no ha funcionado, y el consenso en torno a Putin se ha hecho más fuerte, más sólido, y para desesperación de Occidente, Rusia está ganándole la guerra “proxy” a Ucrania, la OTAN y la UE, y además la economía rusa ha crecido por encima de la media europea, y su complejo militar, científico e industrial ha crecido de forma notable, y es más, Europa hoy sigue dependiendo del gas y el petróleo ruso.
La prensa occidental ha omitido, silenciado, incluso tergiversado, el golpe “blando” que organizó la CIA norteamericana en 2014 con el Euromaidan, hasta el punto que el presidente ukraniano Viktor Yanukovich tuvo que huir de Kiev porque el Batallón Azov formado por nazis ucranianos intentó asesinarlo junto a su familia. El Sector Derecho, un partido político también nazi, tomó el poder, pusieron al payaso Vladímir Zelensky en la presidencia, y comenzaron a atacar militarmente a las regiones del Este, Lugansk, Donestk, Karkov, Zaporihya, Kerson, Odesa, todas con mayoría rusoparlantes, que alcanzan la utilización del ruso hasta en 90 por ciento en Donestk, y una media del 70/80 por ciento en las restantes zonas del Donbas, limítrofes con Rusia. El objetivo final de los EEUU/OTAN era manejando a Ucrania como conejillo de indias cercar a Rusia, balcanizarlo, y finalmente derrocar a Vladímir Putin y eliminar a un presidente contestatario, poco controlable. Pero pese a los esfuerzos de Joe Biden y de sus vasallos europeos, no lo han podido conseguir.
Ahora ha llegado Donald Trump, un fascista peligroso para la seguridad y el futuro del mundo, y todo ha cambiado con su nueva política de “América para los americanos”, y su desprecio absoluto por Europa, incluso por la OTAN, que pone a Europa en una situación histórica muy delicada y que posiblemente pagará caro su vasallaje a Estados Unidos. Las cosas están cambiando a una velocidad vertiginosa, y ahora la Unión Europea está “tocada” políticamente y sin saber cuál será su papel en el Nuevo Orden Mundial que van a constituir China, Rusia y Estados Unidos. Ya lo dijo el socialdemócrata alemán Oskar Lafontaine hace unos años: “Si queremos una Europa pacífica y mantenernos al margen de los conflictos entre las potencias nucleares, necesitamos la liberación de Europa de la tutela militar de los Estados Unidos mediante una política europea independiente de seguridad y defensa. Este objetivo debería ser nuestra máxima prioridad”. Ahora otros políticos como Macron, Starmer, Scholz, despechados y lloriqueando, tratan de cambiar una situación sorprendente que ha creado Donald Trump con su desprecio a Europa y su sospechoso entendimiento con Rusia, cuyo objetivo final es poner el acento norteamericano en China, en Asia/Pacífico. El Mundomiseria ha llegado a unos niveles de confusión de altísimos decibelios, con la gran incógnita que como Putin no se fía de Trump y viceversa, nadie sabe cuál será el equilibrio mundial en los próximos años aunque está claro que de momento la gran derrotada es Europa.
Pero la miseria de Occidente ha llegado a tal extremo que el tratamiento a la cuestión palestina/israelí no tiene límites de cinismo, con su “comprensión” del genocidio judío, sus asesinatos de mujeres y niños, que contrasta con la ayuda sin límites con armas, instructores, infraestructura, información satelital a Ucrania y el abandono total del pueblo palestino masacrado por Israel. El contraste de un asunto/trasunto a otro llega hasta el tema del deporte, con la prohibición de la participación de Rusia en la Olimpiada de París, y el gran recibimiento de Macron a los deportistas israelíes, lo mismo que han hecho la UEFA, FIFA Y FIBA, plena admisión de los terroristas sionistas, y condena a los deportistas rusos en una decisión que retrata que la rusofobia de Occidente llegue hasta el deporte. La miseria final ha sido hasta ahora el calificativo de “rehenes” de los doscientos y pico prisioneros que ha tenido Hamás de Israel, y el contraste de la denominación de los patriotas palestinos como “terroristas” de los más de diez mil prisioneros que hay en las cárceles de Israel. La Ley del Fonil, lo ancho para mí, lo estrecho para ti, pero como dijo Esquilo, lo primero que muere en una guerra es la verdad.
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