“Blow up”: consecuencias de un derrame de crudo catastrófico en aguas canarias

La plataforma Deepwater Horizon arde en el Golfo de México.

José J. Jiménez / José J. Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

Poco tiempo después de la explosión se inicia el derrame. Toneladas de crudo se vierten rápidamente sobre las aguas cercanas a la costa noreste de la isla de Lanzarote. No hay que remontarse muy atrás en el tiempo para encontrarse con accidentes similares. El 20 de abril de 2010, la plataforma petrolífera Deepwater Horizon explosionó y se hundió en aguas del Golfo de México. En el accidente murieron once operarios y durante las seis semanas posteriores se vertieron al mar un total de 76 millones de litros de crudo. El periódico Washington Post publicó que, cada día, se vertieron al mar entre 12.000 y 19.000 barriles de petróleo; en el argot petrolero, a este tipo de accidentes se los conoce como 'Blow up' (explosión).

En Canarias es sólo un escenario de ficción, pero Repsol reconoce que los riesgos existen. El currículo de la petrolera española es pródigo en accidentes. Según reconoció la propia compañía, entre 2006 y 2010 sufrió un total de 6.985 escapes.Son cifras que no tranquilizan. “Desde el año 2002, la plataforma que tienen frente a las costas de Tarragona va a derrame por año y, a veces, hasta dos. Hemos denunciado de manera recurrente este hecho y hay estudios que demuestran que la actividad petrolera en la zona ha causado problemas medioambientales importantes”, comenta a Canarias Ahora Julio Barea, responsable de la Campaña de Aguas de Greenpeace España.

El pasado 24 de abril, el portavoz del PP en materia de Industria en el Parlamento de Canarias, Manuel Fernández, aseguraba que los riesgos de una marea negra sobre las costas canarias es de “uno por cien mil” y manifestó que “si algún día hay alguna cosa muy extraña que pueda ocurrir, como un problema de vertidos”, las corrientes dominantes se llevarían la porquería a las costas africanas.

Según Fernández, las opiniones contrarias a estas tesis son “ridículas” y “peregrinas”. Antonio González, profesor titular del Departamento de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y oceanógrafo, piensa de manera muy distinta. El conocimiento de las corrientes y mareas del Atlántico llevó a este científico canario a liderar un proyecto científico internacional que culminó con la primera travesía del Atlántico realizada por un robot submarino no tripulado.Tildar de “ridículas” sus opiniones sería, cuanto menos, una temeridad.

Y según el investigador todas las variables juegan en contra. “El viento que fluye por el medio del canal es, generalmente, de componente noreste, que es el régimen habitual de los alisios.Y la corriente suele girar unos 45 grados a la derecha en relación al viento. En régimen de alisios, que es lo normal durante casi todo el año, la corriente siempre va a tirar para las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Y si hay mala suerte puede llegar al sur de Gran Canaria”, explica. Las particularidades de los flujos de aguas profundas también llaman a la intranquilidad. “Al sur de Fuerteventura hay un afloramiento de corrientes saharianas de agua fría que gira hacia el oeste y que, en algunas ocasiones, afecta a la costa este y sur de Gran Canaria”. Un vertido, dice, “puede llegar a de Gran Canaria sin ningún problema”.

El mapa de riesgo elaborado por Repsol reconoce esta posibilidad de accidente y dibuja un escenario preocupante en el caso de explosión y derrame descontrolado. Según este documento, las costas de Lanzarote tienen entre un 40 y un 70% de probabilidades de recibir aportes de crudo de más de 0,2586 gramos por metro cúbico de agua. Fuerteventura sería la isla más afectada, con probabilidades entre 90 y 80%.

En Gran Canaria, zonas como Playa del Inglés y Maspalomas tendrían una probabilidad de contaminación entre el 40 y un 30%. La marea negra llegaría, incluso, a lugares como la Playa de Las Canteras, con un escenario que prevé una probabilidad entre un 10 y un 20% de vertidos iguales o superiores a los 0,25 gramos por metro cúbico de agua de mar.

Otros lugares del Archipiélago también severían afectados aunque de manera más débil. Así, la costa sur de Tenerife, La Gomera y El Hierro también se podrían ver afectadas. En resumen; la única isla que se vería libre de la acción del crudo sería La Palma. En las costas africanas, según se desprende de la infografía, los efectos de un derrame serían catastróficos.

“Si hay trasiego de petróleo, ya sea transporte o extracción, habrá algún accidente. Eso es algo que los canarios tienen quetener clarísimo. Es imposible evitarlo aún con las más modernas y complicadas medidas de seguridad. Y en Galicia lo tenemos claro. Cada ocho o diez años hay un accidente de este tipo; es cosa de estadística. Y va a haber daños permanentes” destaca Fins Eirexas, secretario ejecutivo de la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (Adega).

“El riesgo que entraña hacer este tipo de prospecciones no compensa”, coincide Julio Barea. Según el representante de Greenpeace, “sólo hay que ver los enormes costos medioambientales y económicos que produciría ya no sólo un accidente, sino continuar basando nuestro sistema energético en laquema de combustibles fósiles”.

La propia industria ha reconocido que la actividad petrolera en aguas ultra profundas genera riesgos adicionales. “Si hay algún problema de fugas a 1.500 metros de profundidad, cualquier plan de contención es mucho más complejo que en fondos más cercanos a la superficie. En el caso del Golfo de México tardaron más de tres meses en sellar la fuga y se vertieron millones de toneladas”, advierte Ezequiel Navío, ex director regional de WWF/Adena Canarias y actual asesor del Cabildo de Lanzarote en la campaña contra los sondeos.

Escenarios de “turismo cero”

El informe IMPACTUR Canarias 2012 de la Alianza para la Excelencia Turística “constata el determinante papel del turismo como principal sector de la economía del Archipiélago y clave para impulsar la recuperación por sus efectos sobre el empleo y capacidad de arrastre sobre la actividad en otras ramas productivas en Canarias a medio y largo plazo”.

Este informe, realizado en base a datos económicos y estadísticos de las patronales, el Gobierno canario y el Instituto Nacional de Estadística, es claro. El Turismo aporta, en las islas, el 26,9%del PIB y genera el 34,7% de los puestos de trabajo. Esto se traduce en un total de 12.281 millones de euros y 255.121 trabajadores. En Fuerteventura y Lanzarote, esas cifras superan, en ambos casos, el 50% de ambas magnitudes. Es una de las variables que explica la “oposición frontal del Gobierno de Canarias” a los sondeos. Para Fernando Ríos, comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales del Ejecutivo regional, la actividad petrolera “es una actividad incompatible con la riqueza medioambiental de Canarias y con su principal motor económico”.

Ríos señala a esta redacción que “en el peor de los casos”, un accidente frente a las costas de las islas “supondría la reducción drástica del PIB turístico y del empleo de todas aquellas zonas afectadas. Un derrame junto a las costas de Lanzarote y Fuerteventura provocaría pasar a un escenario de turismo cero. Canarias no se puede permitir el lujo de que eso pueda pasar; ni siquiera la posibilidad de que pueda ocurrir”.

Y así lo entienden los principales operadores turísticos europeos y empresas del sector con intereses en Canarias. El Cabildo de Fuerteventura ha esgrimido un correo electrónico del jefe de Sostenibilidad de TUI Europa, Harald Zeiss, en el que destaca que lo previsible es que los sondeos “no tengan influencia positiva en el turismo”. “Fuerteventura no será más atractiva (a menos que el dinero del petróleo se invierta en la industria turística o en su atracción) y desde luego hay un gran riesgo”, argumenta. Documentos similares se han enviado al Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Las misivas dirigidas a José Manuel Soria por las principales asociaciones de turoperadores y agentes turísticos de Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Suecia o Finlandia, entre otras, muestran su preocupación por el impacto de la extracción de crudo en el negocio turístico insular.

“Hay muchas lecturas distintas”, relata Ezequiel Navío, pero hay que partir del “propio impacto que genera la implantación de una de las industrias más contaminantes del mundo en un territorio que vive del Turismo”. “El punto fuerte de Canarias como destino turístico son sus condiciones ambientales y climáticas y el sólo hecho de nos quieran implantar una industria de altísimo poder contaminante representa, aunque no haya derrames, una pérdida de esas condiciones idóneas”, añade.

Sin embargo, las principales patronales canarias no ven problemas en la compatibilidad del petróleo y el turismo. El presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), Agustín Manrique de Lara, aseguró que la existencia de petróleo en las islas es una buena noticia y aseguraba que la extracción del crudo serviría para

aliviar las listas del desempleo y “potenciar a las universidades” canarias

.“Las patronales están a favor de las prospecciones por una cuestión clave: la falta de autonomía frente al Partido Popular. Aquí hay una sumisión de la clase empresarial, sobre todo en las dos islas capitalinas, que no permite que alcen la voz contra un proyecto que también va en contra de sus propios intereses”, denuncia contundente Fernando Ríos

Una catástrofe ecológica

La historia es generosa en ejemplos: Golfo de México, costas de Alaska, la Bretaña francesa. Pero basta una palabra para ejemplificar lo que supondría para Canarias un derrame catastrófico de crudo: Prestige. “Se vio afectada de manera directa un 50% de los 1.200 kilómetros de la costa gallega. Pero no fue un accidente localizado. El fuel llegó a gran parte de la costa de Portugal, Asturias, Cantabria y a algunas zonas del litoral de Francia hasta las zonas de Bretaña”, recuerda Fins Eirexas. En este lugar, incide “se llegaron a juntar las manchas del Prestige con las del Erikka, que se había hundido algunos años antes”.

Los efectos se dejaron sentir, de manera dramática, en las poblaciones pesqueras gallegas. Las consecuencias económicas del desastre aún perduran. “Fue un auténtico desastre ecológico y biológico para todas las especies marinas”, rememora angustiado Luis Rodríguez, presidente de la Asociación de Armadores de Artes Menores de Galicia. “Gran cantidad de peces que estaban desovando, alevines y larvas se perdieron y eso supuso la ruina económica para todo el sector pesquero artesanal que trabajaba en la zona. Más de 200.000 personas se vieron directamente afectadas por el accidente”, sentencia.

El presidente de los pescadores artesanales gallegos cree que “un accidente de la magnitud del Prestige en Canarias mandará a la ruina al sector pesquero. Pero hay que tener en cuenta que por cada puesto de trabajo que se destruye a bordo de los barcos, caen otros cuatro en tierra. En el caso de Galicia, hay poblaciones enteras que viven directa o indirectamente de la actividad pesquera”. Efectos que perduran y que siguen perjudicando a la salud medioambiental del lugar y a los bolsillosde miles de familias. “A día de hoy, los ecosistemas no han recuperado la productividad que tenían antes del accidente en cuanto al estado de conservación y el tamaño de la biomasa”, señala Fins Eirexas.

El líder ecologista reconoce que “algunas de las pesquerías más importantes desde el punto de vista de su aprovechamiento económico se recuperaron en pocos meses y el aspecto externo de la costa también está, aparentemente, limpio. Pero esto no quiere decir que no haya toneladas de fuel enterrado que el turista no ve pero que sigue, lentamente, inyectando contaminantes al ecosistema y la cadena trófica. Y es una situación que durará muchos años. La experiencia de otros desastres como la del Exxon Valdés así lo demuestra”.

Los estudios medioambientales señalan que hay “daños subletales en la cadena trófica” e, incluso, que han desaparecido algunas especies de escaso valor comercial. “A la larga se puede ocasionar un colapso de todo el ecosistema”.

Las condiciones del canal de mar que separa a Canarias de las costas marroquíes son especiales. Se trata de “la zona con mayor concentración de peces, Crustáceos y moluscos de toda Canarias y los efectos de un derrame serían devastadores”, aclara Antonio González, investigador de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

“Uno de los problemas que no se ha citado es que hay una zona entre los 400 y los 600 metros de profundidad que se llama banda mesopelágica en la que se desarrolla el Krill grande que, durante la noche, sube a la superficie a comer fitoplancton. Las consecuencias en esta capa, que actuaría de filtro de todo el petróleo que se escaparía desde capas más profundas, serían muy graves. El krill es una de las bases fundamentales de la cadena trófica marina. Su destrucción supondría el colapso de la vida marina en la zona porque es el alimento de casi todos los peces del Banco Pesquero Canario Sahariano como sardinas, anchoas, caballas y compañía”, advierte el científico.

Al colapso del turismo seguiría, por lo tanto, el desmantelamiento de los restos de la industria pesquera de las Islas.“Los pescadores de Canarias deberían oponerse de manera rotunda a este tipo de actividades en sus aguas. Deben defender lo que es suyo”, les exhorta desde Galicia Luis Rodríguez.

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