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Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

Cosecha Directa planta batalla al oligopolio

Macame Mesa / Carmen Mesa

Cosecha Directa ha decidido liderar una batalla contra la “esclavitud” y el “oligopolio” que poseen varias empresas importadoras de la semilla de la papa en Canarias, en un proyecto que comenzó a principios de año y que cuenta con el apoyo de una gran parte de los agricultores del Archipiélago, según ha declarado a CANARIAS AHORA el presidente de la cooperativa, Antonio Suárez.

Suárez explica que la iniciativa surge de la mala situación en que se encuentra el sector agrario canario, que produce tan sólo el 10% de los alimentos que llegan a las mesas de las familias del Archipiélago, mientras que el porcentaje restante proviene del exterior. Asimismo, indica que las Islas han perdido en las últimas décadas dos terceras partes del terreno cultivado con la consiguiente disminución de la biodiversidad y de los trabajadores del sector. “Nos llenamos la boca diciendo que el sector agrario puede crear bastante empleo, pero no hay una política práctica donde se genere empleo”, apostilla.

El presidente de la cooperativa explica que no se fomenta la industria agroalimentaria en Canarias porque “es más fácil y barato importar” desde lugares como Marruecos, con un terreno menos fragmentado y donde la mano de obra y el agua tienen un menor coste “lo que disminuye la riqueza y puestos de trabajo aquí”. Al respecto, precisa que producir un kilo de papas en la Islas cuesta unos 45 céntimos, mientras que en la Península esa cifra desciende a los 10 céntimos.

Cosecha Directa aboga por unir a todos los agricultores canarios para “huir de la atomización que existe actualmente”, mediante proyectos como el de la importación y reducción del precio de la semilla de la papa, principal producto del comercio local, ya que una persona consume en el Archipiélago una media de 90 kilos de papas al año, el triple que en la Península.

Suárez se muestra decidido a “luchar por romper el oligopolio” que mantienen unas pocas empresas y conseguir que los precios sean iguales en todas las islas, “cosa que nunca se ha hecho”. En este punto, señala que en el último año el precio de la semilla de la papa fue hasta tres euros más caro en Santa Cruz de Tenerife que en Las Palmas.

La cooperativa prevé hacer llegar las semillas a unas 5.000 personas antes de que finalice el año e importó a principios de 2013 los tres primeros contenedores desde Reino Unido, que distribuyó con gran aceptación entre los agricultores isleños a un precio de 17 euros el saco ecológico, cuando lo normal es que éste se sitúe en los 32 euros, cantidad que Suárez calificó de “brutal e inaceptable”.

Preguntado por si esta reducción podría derivar en un abaratamiento de la cesta de la compra, Suárez manifiesta que se disminuirían los costes de producción, con lo que “al sector agrario le sería un poco más rentable su cultivo”.

Estrategia para la “esclavitud”

Reino Unido es uno de los pocos Estados a los que el Archipiélago puede comprar este tipo de semillas al tratarse de un territorio aislado y conformado por islas, para prevenir los focos de bacterias provenientes de terrenos continentales. En Inglaterra y Escocia, unos pocos mayoristas exportan el producto a otras pocas empresas canarias que “se han distribuido el mercado por provincias”, denuncia Suárez. La iniciativa de Cosecha Directa no ha sido bien recibida por algunos importadores, exportadores, y gente del propio sector que han intentado arrebatarle la representación de la semilla.

“Se dice que existe un libre mercado, pero no es tan libre cuando el propio mercado se amuralla para que no puedas entrar y comprar directamente a productores en origen”, argumenta. Por lo tanto, el libre mercado se ve enturbiado por la imposición de algunos importadores canarios que orientan el precio al alza.

A medida que la cadena continúa hasta llegar al consumidor final, la situación se tuerce, ya que son estas mismas empresas que venden las semillas a los agricultores, las que le compran el producto ya cosechado para distribuirlo entre los supermercados de forma que “consiguen lo que les interesa, que es vender la semilla lo más cara que se pueda, y comprar luego a los mismos agricultores, lo más barato que se pueda, como si tienen que importar de fuera para hundir los precios”.

En ese sentido, precisa que “para fijar los precios, estas entidades importan papa de consumo de manera que haya más oferta que demanda y puedan bajar el precio del producto al agricultor isleño”, lo que supone una “esclavitud”. Algo que queda plasmado en el Acuerdo de Promoción de la Papa de Gran Canaria 2011 firmado entre importadores y partes interesadas, sin contar con los propios trabajadores de la tierra. Para Suárez esto deriva en “indefensión del propio sector”.

La segunda fase

Como segunda fase, la cooperativa se fija el objetivo romper la cadena de distribución y con ella el “esclavismo financiero” y contactar directamente con los puntos de venta al consumidor, algo que reconoce que es “excesivamente complicado”. Sin embargo, Suárez advierte de que la semilla de la papa supone “la punta del iceberg” y ya se está trabajando con ajos, espárragos y setas.

Presentado por el beneficio que obtiene Cosecha Directa al liderar este frente común “de los más débiles”, Suárez asegura que su única finalidad es “la lucha por el sector agrario” y por que “el agricultor perciba jornales justos, para poder seguir trabajando y rentabilizar su explotación”. “Queremos extender la filosofía de la unidad en las siete islas y unirlas mediante proyectos como el que hemos empezado y que tendrá una duración de unos cuatro o cinco años” concluye.

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