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La Orotava, Patrimonio de la Humanidad

La Orotava, Patrimonio de la Humanidad

Noé Ramón

Las Palmas de Gran Canaria —

El núcleo histórico de La Orotava ha decidido hacer valer sus indudables valores históricos y patrimoniales y aspira a recibir el título de Patrimonio de la Humanidad que concede la Unesco. No se trata de un paso fácil. A pocos kilómetros de distancia se encuentra La Laguna, a la que se le ha otorgado idéntico reconocimiento. Por si fuera poco desde hace años Santa Cruz de La Palma y Vegueta, el barrio fundacional de Las Palmas de Gran Canaria, aspiran también a conseguir la distinción. Además, La Orotava obtendría el segundo título de la Unesco. En 2007 el Teide fue designado Patrimonio Natural de la Humanidad. Hay que recordar que el 80% del volcán se encuentra en este municipio.

El casco de la Villa puede presumir de un grado de conservación inédito en Canarias. Los edificios no sólo se encuentran en buen estado sino que se les ha dado una utilidad, al estar ocupados por restaurantes o tiendas. Gracias a ello los propietarios se aseguran mantener los inmuebles en condiciones. Las calles guardan el empedrado original y otro tanto ocurre con sus jardines y plazas, cuya imagen no es muy diferente a la que habrán observado los ciudadanos de otras épocas. La Orotava atrae a miles de turistas cada año que acuden desde el cercano municipio del Puerto de La Cruz. Ahora sus dirigentes municipales consideran que ha llegado el momento de que sus valores arquitectónicos e históricos trasciendan las fronteras de la Isla e incluso de Canarias y sean reconocidos en el ámbito internacional. Como aval ponen sobre la mesa una mezcla de arquitectura tradicional canaria y ecléctica y una trama urbana que se mantiene casi intacta, gracias al cariño y respeto que sus ciudadanos han mostrado hacia su patrimonio. Algo no muy habitual en estas tierras.

Para lograr el título se cuenta ya con el necesario consenso de todas las fuerzas políticas. En el próximo pleno que se celebre se dará el pistoletazo de salida y a partir de entonces se creará un comité de expertos que será el encargado de llevar a cabo todo el arduo trabajo que se avecina. Este tipo de reconocimientos son muy difíciles de conseguir. La Laguna tuvo que presentar su propuesta en dos ocasiones. La primera en la que defendía su riqueza patrimonial se saldó con un fracaso. La segunda se planteó ante la Unesco que se trataba de la primera ciudad de la paz sin amurallar que se construía en España y que este modelo fue el que se trasladó luego a Sudamérica. Además, se llamaba la atención sobre la configuración de la trama urbana que asemeja una rosa de los vientos. En esta ocasión, los expertos sí accedieron a conceder el título. Era el año 2000.

Tras la aprobación en el pleno, el expediente en el que se reúnen los valores de la Villa será trasladado al Gobierno regional que deberá hacer lo propio ante el del Estado, administración que en última instancia se encargará de defender a La Orotava ante la Unesco. Los planes de la Corporación local parecen un tanto optimistas y desde luego muy apresurados. Se espera obtener el reconocimiento nada menos que en el año 2018. Hay que tener en cuenta que Santa Cruz de La Palma o Vegueta llevan décadas de espera.

El núcleo histórico de La Orotava puede perfectamente ser premiado, sobre todo por el cuidado con el que se presenta ante el visitante. Es muy raro apreciar una vivienda abandonada y mucho menos en ruinas, al contrario de lo que ocurre incluso en La Laguna con demasiada frecuencia. Tampoco existe una mezcla chocantes de estilos ni se observan edificaciones antiestéticas junto a otras de valor.

El alcalde, Francisco Linares, considera que este título “potenciará el interés del casco como recurso turístico cultural de primer orden, lo que podría generar beneficios económicos que no sólo incidirían en el desarrollo socioeconómico del municipio, sino que repercutirá de seguro en su propia conservación, restauración y revitalización”.

El catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna Alberto Darias Príncipe indica que el núcleo tiene méritos suficientes para ser declarado Patrimonio de la Humanidad. No obstante, acto seguido advierte que el éxito de la iniciativa “dependerá en gran medida del enfoque que se le quiera dar. No basta con plantear los valores patrimoniales por sí mismos, sino que debe haber detrás todo un planteamiento teórico que respalde y sustente esta solicitud. Recordemos que Las Palmas de Gran Canaria fue rechazada en su momento y La Laguna tuvo que presentarse en dos ocasiones”. Darias Príncipe subraya que los trámites a los que se enfrenta ahora La Orotava “son muy complejos y la normativa es muy dura y exigente”.

El experto considera que la Villa debe diferenciarse en todo lo posible de La Laguna ya que de lo contrario la Unesco podrían entender que se pretende premiar a dos núcleos por idéntico motivo. “Por supuesto que a falta de estudiar con mayor detenimiento este asunto creo que el enfoque debe ir dirigido a relacionar los valores históricos con la agricultura, la cultura del agua, del vino, la cochinilla... y toda una riqueza que eclosionó y dio lugar a este admirable conjunto. Si se hace de una manera parecida entonces sí creo que haya posibilidades de obtener un reconocimiento por parte de la Unesco, porque méritos sin duda existen”, indica.

Darias Príncipe considera que el nivel de conservación del casco histórico de la Villa es superior al de La Laguna, pero con esto no es suficiente. “Debe existir un planteamiento detrás que sustente la petición”, indica. El hecho de que ambos núcleos estén cerca no tiene en principio porque ser un obstáculo. Al respecto, este estudioso apunta que un caso similar se repite con las localidades andaluzas de Úbeda y Baeza, si bien es cierto que en este caso la declaración fue conjunta y se produjo de forma simultánea. Pero no todos son tan optimistas. Otras fuentes consideran que la Unesco reconoció en La Laguna a la arquitectura tradicional canaria y por lo tanto dudan de que ahora vuelva a hacerlo. Incluso en su momento Santa Cruz de La Palma y Vegueta dieron un paso atrás a favor de Aguere.

Villa Arriba y Villa Abajo

En el informe que se trasladará a la Unesco se indica que el origen de este núcleo se sitúa a principios del siglo XVI. Tras finalizar la conquista de la Isla en 1496, comienza a gestarse la imagen urbana de La Orotava que alcanzará su definición durante el siglo XVII, que se convirtió en la época de auténtico esplendor de la localidad. La trama urbana está marcada por las características topográficas de la zona, como es el acentuado desnivel del terreno y la presencia de dos barrancos, el de Araujo y el de El Monturrio.

Durante los siglos XVI y XVII se fundaron ermitas y conventos vinculados a las familias terratenientes. El núcleo poblacional fue creciendo hacia el sur, hacia los terrenos menos aptos para el cultivo, en torno a lo que en la actualidad se conoce como Villa Arriba o barrio del Farrobo. Allí se estableció el campesinado y los artesanos, quienes desarrollaron un urbanismo contrapuesto al de la Villa de Abajo, por medio de edificaciones modestas, pero de igual valor patrimonial, como son las casas terreras. Los hitos religiosos de la Villa Arriba serán la ermita de Santa Catalina, levantada a finales del siglo XVI, y la de Candelaria del Lomo, edificada en las postrimerías del XVII.

Sin embargo, el epicentro religioso de la zona queda determinado por la conversión en parroquia de la primitiva ermita de San Juan Bautista en 1681, un hecho de vital importancia para la consolidación de la sociedad trabajadora y de las clases populares de la localidad. El crecimiento que experimentó La Orotava en su conjunto se debió en gran medida a la prosperidad generada por la exportación de vinos, lo que propició el progresivo enriquecimiento de la oligarquía local, que alcanzó un alto grado de influencia socioeconómica dentro del panorama insular.

En el siglo XVIII se produjo el declive de ese auge económico y social. Pese a la recesión, la Villa alcanzó el más importante grado de desarrollo urbanístico y constructivo. La situación anterior no variaría de un modo sustancial hasta el segundo tercio del siglo XIX cuando diferentes acontecimientos, como la introducción del monocultivo de la cochinilla o la Desamortización eclesiástica, mejoraron de manera sensible el negativo panorama en el que se había visto inmersa la Villa.

Por otro lado, la definitiva exclaustración de los conventos en l836 ocasionó que las antiguas posesiones de las comunidades religiosas pasaran a ser propiedad del Estado y a ser administradas por los poderes locales. Pero la adaptación de los recintos conventuales no sólo se limitó a una variación en sus usos, sino que también supuso el derribo de algunos de ellos para edificar sobre sus solares edificios de nueva planta, como sucedió con el convento femenino de San José, donde se construyó el Ayuntamiento.

La boyante situación se vio rápidamente refrendada en la reforma urbana que experimentó el municipio durante aquellos años, con la introducción del lenguaje ecléctico. Las sucesivas guerras mundiales generaron un profundo estancamiento en el desarrollo económico y social que no terminó hasta la década de los años sesenta del siglo XX, en paralelo al despegue del resto de Canarias. El turismo supuso un revulsivo aunque lo cierto es que esta actividad no afectó al patrimonio histórico, al contrario de lo que ocurrió en otros puntos del Archipiélago. El casco fue declarado en 1976 Conjunto Histórico-Artístico. El área está incluida en el Inventario de Protección del Patrimonio Cultural Europeo como Conjunto Monumental.

Bienes con reconocimiento y protección

Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción

El origen histórico de este templo en el siglo XVI se encuentra indisolublemente vinculado a la creación de La Orotava. A comienzos del siglo XVIII, los terremotos previos a la erupción del Volcán de Güímar generaron graves y progresivos deterioros en la edificación, hasta el punto de que en 1758 fuera declarada en ruinas. Una década más tarde comenzaron las obras de edificación del actual templo que contó con un diseño interior de gusto neoclásico.

En 1788 y gracias a las aportaciones económicas de la Corona, el comercio con América Latina y los beneficios de la exportación de los vinos de la localidad, el templo pudo ser concluido bajo su actual fisonomía. Los críticos de arte consideran que supone “un magnífico ejemplo de arquitectura simbiótica en la que los lenguajes constructivos Barroco, Neoclásico y Mudéjar, se combinan y complementan de un modo notable, destacando entre otros aspectos, el sobresaliente diseño escultórico de su portada de cantería; la concepción clasicista de su espacio interior, los magníficos artesonados que cubren sus sacristías, reconvertidas hoy en museo de arte sacro, o su esbelta cúpula sobre tambor que constituye, sin lugar a dudas, uno de los símbolos identificativos de la Villa de La Orotava”.

Casa Ponte Fonte - Lercaro

Conocida popularmente como Casa Lercaro, en realidad fue edificada a instancias de Jerónimo de Ponte Fonte y Pagés (1624-1699) durante su matrimonio con Catalina Grimaldi Rizzo de Lugo, quién en 1676, vinculó a su mayorazgo esta significativa mansión de La Orotava. Ya en el siglo XVIII la propiedad pasaría a ser ostentada por la familia Lercaro, a través del enlace matrimonial entre Antonia de Ponte y Benítez de Lugo y Diego Lercaro Justiniani. El inmueble ocupa un gran solar poligonal, adaptando su planta en forma de ‘U’ a un terreno en el que también tiene cabida un jardín interior en el que se encuentra otro elemento de sumo interés patrimonial: el último molino del conjunto de estas singulares estructuras hidráulicas características de la Villa.

Acueducto de Los Molinos

Los molinos constituyen una de las señas de identidad más representativas de La Orotava, como eje fundamental de un entramado hidráulico que se erigió en épocas tempranas. Desde el siglo XVI fueron establecidos por las grandes familias terratenientes, que también ostentaban el control del agua, que los cedían en arrendamiento a los molineros. Esta situación será una constante hasta la llegada del siglo XX, cuando la propiedad de los molinos pasará a manos de los trabajadores.

La Hijuela del Jardín Botánico de Aclimatación de La Orotava

Tras la aplicación de la Desamortización de las propiedades pertenecientes a las órdenes religiosas durante el segundo cuarto del siglo XIX, el antiguo huerto del convento clariso de San José fue reconvertido en un jardín-vivero de especies vegetales al servicio del Jardín Botánico de Aclimatación, que en realidad está situado actualmente en el Puerto de La Cruz. Aunque en 1873 desempeñaba estas funciones, no sería hasta 1910 cuando, con motivo de la visita a la Villa de la Infanta Isabel de Borbón, el recinto fue inaugurado. Años antes, en 1888, cuando las obras de edificación del Consistorio se encontraban aún en pleno desarrollo, se decidió delimitar el espacio mediante un muro perimetral que posteriormente sería complementado con una verja de diseño ecléctico de hierro fundido que parece emular a las plantas que están en el interior.

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