Dos canarios en el epicentro del seísmo de Perú

Suárez dirigió la ERU logística de toda Cruz Roja y de la Federación Internacional, cuyo objetivo principal fue “recibir la ayuda material y humana para, a continuación, distribuirla en base a un censo de personas y necesidades coordinado por el equipo de José Reyes”.

Durante el mes que permanecieron los dos en la zona afectada canalizaron y gestionaron la ayuda que las diferentes “cruces rojas” iban haciendo llegar al país, además “de la identificación y atención a los beneficiarios”. Esta cadena establecida “permitió hacer un trabajo muy personalizado con los damnificados, con lo que logramos que no se interrumpiera el flujo de ayuda”, explicó Suárez.

Ante una tragedia de esta magnitud, lo primero que deben hacer los equipos de emergencias es proceder a la identificación de los afectados: “Se les da una tarjeta numerada con su nombre y antes de 24 horas comienzan a recibir ayuda”. Con este sistema “se garantiza al 100% que los afectados reciban la ayuda de manera continua y segura”, aseguró.

Todo este trabajo se complementó con el montaje de “unidades de salud, de agua potable, potabilizadoras y depósitos”. Desde su vasta experiencia de cooperante, Enrique Suárez afirmó que el terremoto de Perú fue de los “más virulentos” por los “grandes destrozos materiales y las importantes pérdidas humanas” contabilizadas.

Y es que en este caso las casas afectadas eran en su mayoría de adobe, sin mucha cimentación ni columnas, con lo que muy pocas quedaron en pie. Además, la zona es “económicamente deprimida”, explicó el cooperante canario, por lo que los afectados “perdieron las cuatro cosas que tenían”.

Todo ello provocó que se quedara mucha gente en la calle, sin nada y expuestos a altas temperaturas ya que allí es invierno y tras la puesta de sol el termómetro desciende bastantes grados. Ante esta situación las unidades desplazadas desde Canarias, en coordinación con los miembros de Cruz Roja Perú, establecieron la prioridad de dotar “de un techo” a todos los afectados utilizando tiendas de campañas y distribuyendo mantas, kit de cocina y un kit de primeros auxilios.

Situación actual

La situación actual es “lógicamente” mucho mejor que al inicio, ya que la ayuda está organizada y los canales de distribución están establecidos y ahora se incide en la atención psicosocial. Enrique Suárez explicó que “en estos momentos los equipos se esfuerzan en el trabajo con los niños que quedaron muy afectados a nivel mental por el seísmo”, lo que provoca que “se asusten cuando escuchan un ruido fuerte y se muestren muy retraídos”.

Cruz Roja Las Palmas hace un llamamiento para que no se olvide esta tragedia “toda la ayuda es poca cuando hablamos, como en este caso, de 40.000 viviendas destruidas y más de 100 hospitales y escuelas”. Es necesario continuar colaborando para paliar estas graves consecuencias provocadas por el seísmo peruano, aunque Suárez se mostró optimista por el trabajo que se está desarrollando.

Y es que la profesionalidad es la nota predominante entre todas las personas desplazadas sobre el terreno para intentar reconstruir la zona. Como media son personas de unos cuarenta años con una vasta experiencia en labores de voluntariado además de amplios conocimientos en diferentes áreas de actuación, como médicos, ingenieros, informáticos o due.

Estos conocimientos unidos a diferentes cursos “previstos en el itinerario de formación” diseñado desde Cruz Roja, convierte a estas personas en auténticos profesionales de la solidaridad que son capaces de gestionar y distribuir en cuarenta y ocho horas toda la ayuda que llega a las zonas afectadas proveniente del resto del planeta. Y entre estos profesionales destacan los cooperantes canarios, una élite formada por “unos veinte profesionales”, según Suárez, que cada vez más están presentes en las tragedias que suceden.

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