A la vez que Suárez Gil negaba públicamente conocer a Enrique Guzmán o haber hecho negocios con el ex alcalde de San Bartolomé de Tirajana, también hubo este jueves comunicado de Alberto Santana, el denunciante original de la trama eólica. Y tan original. Como saben, se le acusa de haber robado de la empresa en la que trabajaba en 2005 unos comprometedores correos que dieron lugar a la investigación, y a partir de esta, a tres diligencias diferentes. Niega la mayor Santana, y amparándose en sentencias y artículos de diversas leyes aclara que lo que a él le pasó es que se encontró con esos correos en el ejercicio de su cargo en la empresa que dirigía Wilebaldo Luis Yanes. Además, Santana, alega que por encima de esas alegaciones de los imputados está el deber de los ciudadanos de denunciar hechos delictivos cuando lo detecten, algo que este hombre se ha tomado muy a pecho en demasiadas ocasiones. Es cierto que gracias a él se ha armado un follón de tres pares de narices (y el tres no es casual ni cabalístico en esta frase), pero debería el señor Santana tomarse un respiro.