Les adelantamos en esta misma edición cómo se elaboraron las bases del concurso eólico para que todos los mandamases políticos con influencia en aquellos momentos pudieran tener contenta a su parroquia. En el caso de la provincia de Las Palmas, que es donde en estos momentos se sitúa la pelotera, crece la sensación de que el factor suelo público fue decisiva y muy medida para que las instituciones y sus gobernantes pudieran ser piezas decisivas en la obtención de una parte de la tarta de la potencia que se ponía en el mercado. No parece a priori negativo que se prime a los ayuntamientos y cabildos para que obtengan algún tipo de beneficio en un negocio tan garantizado como el eólico, pero a continuación aparecen algunas incongruencias que seguramente algunas mentes preclaras de la política canaria podrán explicar de modo inmediato ante un juez o ante la opinión pública.