Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Empezamos de cero (contando la Púnica)

Los matrimonios Clavijo y Soria, en un sarao de alta alcurnia este mismo mes de agosto. (Canarias 7)

Carlos Sosa

En julio de 2014, hace poco más de un año, determinados mafiosos que revoloteaban (y aún revolotean) alrededor del PP se desenvolvían como si los asuntos de corrupción detectados nada tuviera que ver con ellos. Hablaban por sus teléfonos móviles con absoluta naturalidad acerca de actividades adornadas con todo el olor, el color y el sabor de la mamandurria y confirmando los peores síntomas del que se cree impune por el simple hecho de trabajar para el poder. Era la trama Púnica, que operó durante años en los alrededores de varias comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular y, para darle un toque de exotismo al asunto, también en las Islas Canarias. Lo adelantaba este periódico en pleno mes de agosto con un impacto verdaderamente notable a pesar del mutismo aplicado por todos los medios informativos españoles (con escasas y honrosísimas excepciones) por la aparición de un nombre sagrado: Repsol. Sí, queridísimos lectores que se disponen ya a acometer la primera semana de la rentré: la petrolera Repsol aparece mencionada en la trama Púnica a través de Canarias, concretamente a través de sus fallidas y calamitosas operaciones de búsqueda de petróleo en Lanzarote y Fuerteventura ejecutadas por “empeño del operador”, en celebradísimas palabras pronunciadas por Antonio Brufau, el compadre presidente, en algunas de sus estelares apariciones por el Archipiélago. Por aquellas fechas, julio de 2014, siempre según las investigaciones y las escuchas de la Guardia Civil, Repsol ya llevaba gastados en Canarias un millón de euros “en publicidad”, término en el que debemos encuadrar operaciones publicitarias que no se apreciaban como tales en ninguno de los medios informativos entregados a la causa petrolera. Eran momentos de altísima contestación social y mediática, con las redes sociales y las calles inflamadas contra la petrolera y su ministro regulador, José Manuel Soria, y con un presidente del Gobierno, a la sazón Paulino Rivero, enrocado en una posición irreductible. Por entonces ya se sabía que una parte de Coalición Canaria, su partido, quería que no renovara, casi con la misma intensidad que no lo deseaba el PP, y justo por esas fechas se supo el nombre de quien a la postre resultó ser su sustituto, Fernando Clavijo. Toda esa información, más otros detalles que todos ustedes saben y el resto se imagina, manejaban los cabecillas de la Púnica con una familiaridad que obliga a concluir que habían sido convenientemente informados y aleccionados por los más directamente interesados: el PP y el sector de Coalición Canaria que quería acabar con Paulino Rivero.

Confirmados los contactos

Es de tal calibre el volumen de corrupción de la Púnica que parece que la Guardia Civil y el juez instructor se hayan concentrado solo en lo gordo y hayan dejado para posteriores intentos los comportamientos que cuelgan de la rama principal. Que en las conversaciones que se refieren a Repsol y a Canarias no aparezcan otros nombres propios que los dos principales encartados de la trama (De Pedro y Alonso), junto a otros actores secundarios como la periodista Pilar García de la Granja, corresponsal de Telecinco en Estados Unidos, o más colateralmente, la directora de Comunicación de Repsol, Begoña Elices, sin la presencia destacada de ningún dirigente político del PP o de cualquier otro partido político no han animado de momento a los investigadores a tirar de la manta. En Repsol nos han confirmado que las conversaciones existieron pero una fuente de la compañía ha negado que se haya firmado contrato alguno, lo que oficialmente deberá corroborar la fuerza policial actuante no vaya a ser que la consigna sea negarlo todo hasta que no se pueda más. Hemos intentado también que Pilar García de la Granja, le periodista que aparece en el sumario varias veces vinculada a la Púnica, nos aclarara su participación en el affaire canario, pero después de pedirnos un cuestionario por correo electrónico se ha negado a contestar a ninguna de las preguntas alegando no tener nada que decir al respecto. Por lo tanto, a la espera de que la investigación policial y judicial avance o alguna fuente quiera desvelar el punto que alcanzaron las investigaciones, sólo podemos ofrecerles con certeza periodística el contenido del sumario, es decir, el interés y el conocimiento de los dos cabecillas de la trama corrupta por echar una mano a Repsol y al Partido Popular en la crisis que ambos vivían el verano pasado en Canarias como consecuencia de las prospecciones y el empeño de José Manuel Soria por que se llevaran a cabo a toda costa. Interés y conocimiento que, sin duda alguna, alguien les había trasladado porque resultaría pintoresco que De Pedro y Alonso fueran a actuar motu proprio en un asunto que les quedaban bastante lejos de sus epicentros habituales de las comunidades gobernadas por el PP.

Dos interlocutores

Basta con repasar las hemerotecas de aquel verano de 2014, el otro día mismo, para acercarse a una identificación plena de los interlocutores que se acercaron hasta los púnicos para que establecieran los contactos que relatan el sumario. Les animaban las mismas motivaciones, aunque por dos caminos distintos. Un primer interlocutor, al que vamos a asignar el sexo masculino, conocía las gestiones de la Púnica gracias a su contacto directo con la organización en Madrid, donde se movía y aún se mueve. Forma parte del PP, naturalmente, y sabía de los resultados que esa red obtenía –previo pago de su importe exacto- mediante la hábil utilización de las redes sociales, la apertura de periódicos digitales y el fondo de reptiles con el que nutrir las necesitadas barrigas de algunos periodistas. Este primer interlocutor defendía entonces, y defiende ahora, la reedición de un pacto de su partido con Coalición Canaria, para lo que entonces era imprescindible remover a Paulino Rivero y sustituirlo por el único candidato que lo intentó, Fernando Clavijo. Es en este punto donde ambos interlocutores coinciden plenamente. El segundo interlocutor es mujer y por aquellas fechas desarrollaba una frenética actividad tanto en Canarias como en Madrid para promocionar a Clavijo como alternativa nacionalista. Ambos interlocutores celebraron varias reuniones en la capital de España y al menos a una de ellas llegó a acudir el actual presidente canario. Ninguno de ellos sospechaba lo más mínimo que ponían en manos de una red investigada por la Guardia Civil una parte de la campaña para la defenestración del paulinato, pero los tres coincidieron en dejar en manos del interlocutor número uno las gestiones precisas para que fuera Repsol quien se ocupara de hacer ese doble trabajo: lavar, dar brillo y esplendor a la petrolera y al PP y proyectar públicamente al candidato más dócil para un pacto con los populares. Para el terreno especulativo, que es tan multicolor como se quiera, dejaremos el vuelco inesperado que dio el Consejo Político Nacional de CC en el que Fernando Clavijo venció a Paulino Rivero. Si la Púnica distribuyó o no maletines será el juez –si así lo aprecia- quien lo investigue.

Un Gobierno paralizado

La frustración que produjo en el equipo médico habitual de Fernando Clavijo que los diputados de Coalición Canaria no sumaran 31 con los del Partido Popular parece no haberse superado. El pacto con el Partido Socialista nació aquejado de un mal que entre unos cuantos se han encargado de extender: la desconfianza mutua. El PSOE sabe perfectamente que su socio le ha aceptado en contra de su voluntad y que, a poco que se presente una buena oportunidad tras las elecciones generales, tratará de romper ataduras. Coalición Canaria, por su parte, no ha disimulado ese malestar con este pacto haciendo pasar a los socialistas por las más humillantes situaciones políticas que jamás se recuerden (si pasamos por alto aquella negociación a dos bandas que dirigió Mauricio con Saavedra y con Bravo de Laguna, con quien acabó pactando, para convertirse en el conseguidor ante la corte de Aznar). La dirigencia del PSOE y su militancia mantienen un inexplicable silencio a la espera de que la vicepresidenta y probable futura secretaria general acabe su permiso de maternidad y se reincorpore a la vida pública. Que durante este último mes haya prevalecido el castigo de Clavijo de no designar nuevos altos cargos socialistas (los directores generales han sido un estúpido disimulo) hasta que el PSOE resuelva dos crisis generadas por CC (Lanzarote y Tenerife) no es más que una provocación intolerable que no puede consentir para su partido quien quiere ponerse a su frente en un próximo congreso regional. Y no sólo por el buen nombre y la dignidad de unas siglas históricas, sino porque ese chantaje mantiene paralizado un Gobierno cuyos integrantes se presentaron como regeneradores de un ambiente político que no hacen otra cosa que emponzoñar más de lo que ya estaba. Un Gobierno con más altos cargos, más caro, con nombramientos corruptos trufado para colmo de desconfianzas y de inmovilismo no es precisamente lo que los canarios esperaban.

La legislatura que nació muerta

Para colmo, aquellos sonoros abrazos entre Fernando Clavijo y José Manuel Soria proclamando un tiempo de nuevos entendimientos entre Canarias y Madrid, un tiempo de diálogo y de más ventajas para los canarios, sufridores pasivos del enfrentamiento que alcanzó su culmen en el momento en el que la Púnica irrumpía por estos lares, se han quedado en leche machanga. Los Presupuestos Generales del Estado han vuelto a tomar el pelo a los canarios y a las autoridades canarias, como decían las fuerzas de la oposición justo en el momento en el que los voceros locales del PP los convertían en la primera consecuencia positiva de haber puesto fin al paulinato. Fernando Clavijo y Ana Oramas han puesto el grito en el cielo y se han arropado de consejos sociales, consejos consultivos, sindicatos y la voz sabia de la calle (eso no lo han dicho, pero ya nos adelantamos nosotros) para proclamar al mundo que “estos no son los presupuestos que Canarias necesita”, entre otras solemnes soflamas. Esta semana que ahora comienza Clavijo se verá las caras con Mariano Rajoy (será el miércoles) en una entrevista que servirá para escuchar promesas vacuas que no se traducirán en nada concreto, sobre todo teniendo en cuenta el futuro incierto de estas cuentas electoralistas que Rajoy y el PP presentan a la desesperada. El presidente canario dirá al del Estado que Canarias ha cumplido con los objetivos del déficit en lo que será el primer reconocimiento de calado de que las cosas no se hicieron tan mal en la legislatura recién sepultada. Pero tampoco ese sólido argumento servirá de nada: o gobernamos en Canarias o Canarias seguirá a la cola de inversión y de prestaciones, le contestará en gallego el gallego. Y no podrá prometerle nada Clavijo porque por muy buenas que resultaran las elecciones para el PP en diciembre, una destacada parte de Coalición Canaria no querrá pactar con el partido de la Púnica, de Repsol y de las vacaciones en el Caribe y en los hoteles ilegales. Los números no saldrán ni con Casimiro Curbelo, que tampoco estará por esa labor. Con el PP ejerciendo como tal y con el PSOE de Lanzarote y de La Laguna cerrados en banda para salvar la honra (no le van a solventar a Clavijo ni a Patricia ninguno de los dos frentes abiertos), no habrá manera de que este Gobierno eche a andar seriamente. Esta legislatura ha nacido muerta.

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