Les acercamos hoy, además de lo dicho y de lo de casi siempre, una novedad interesante respecto a la trama eólica. La Policía y el juez Parramón tienen muy avanzada una investigación que prueba algo que tiene todo el color, el sabor y el tufillo de ser un cohecho como una catedral. La empresa de Esquível y de Briganty pagó al menos 24.000 euros por las obras de reforma de la casa de Celso Perdomo y Mónica Quintana el pasado verano. Lo hizo del modo más zafio y descarado que se puede hacer algo así, con un talón contra una factura de una empresa constructora de Telde a la que le dijeron lo que tenía que hacer si quería cobrar. Dicen las amistades del ex director general que las obras costaron más de lo que se pagó por el piso, y que hasta se cambiaron los baños de sitio. De este modo, debemos entender que el pago detectado lo fue sólo por la albañilería, a lo que habría que añadir un amplio ramillete de trabajos que superaron con creces esa cifra. Celso lo negó todo siempre.