Las palabras, especialmente en política, las carga el diablo. Decía José Manuel Soria en la anterior legislatura que había que cargarse la Televisión Canaria porque era un invento de Román Rodríguez para tener siempre una cámara que le persiguiera hasta el último rincón del planeta. Román en La Aldea, Román con el hermano Pedro, Román en Uruguay, Román mesándose el tupé... Y cuando llegó la presente legislatura no sólo no se la cargó, sino que puso a su hermano Luis al frente del invento, a través de la Consejería de Industria, y a Larry de comisario en el consejo de administración del ente. Y para que no quedaran dudas, de los 9.000 euros diarios que tiene para gastos de Presidencia del Cabildo, paga a una productora privada de televisión para que le siga a los lugares más indómitos, de modo que ninguna cadena de la Isla se quede sin tan imprescindibles imágenes.