La concejal Eva Navarro, del PP en el Puerto de la Cruz, anda metida en un calvario. Desde que fue despojada de la púrpura y enviada a la dura oposición gracias a la pirueta tránsfuga que hicieron algunos de sus compañeros, no paran de mortificarla. Lo ocurrido en el último pleno municipal rebasó lo admisible. Cierto que la doña no es la más docta experta en análisis contable ni en presupuestos, pero de ahí a llamarla golfa o a gritarle “vete pa' Las Palmas”, va un abismo. Lo de golfa se lo dijo el concejal de festejos, y lo otro, que según como se mire hasta puede ser peor, el concejal de Turismo, justo el que le vino a quitar la concejalía que ella llevaba con tanta pasión. Y a todas estas, el alcalde, Marcos Brito, incapaz de meter en cintura a tanto deslenguado.