Los aspavientos, quejidos y morritos de Pepa y los suyos fueron de traca, y el alcalde, Jerónimo Saavedra, consintió que intervinieran por alusiones. Y ahí sí que se puso Felipe Afonso el Jaber a aludir al concejal de Hacienda en lo personal: que si usted no tiene ni idea de la vida interna de un partido porque nunca pisa el suyo, que si usted no sabe lo que es la disciplina dentro de un partido político... La cara de Rodolfo Espino iba transformándose por momentos hasta tornarse la de un asesino en serie desesperado por que su alcalde le volviera a conceder la palabra. Saavedra, que es perro viejo, dejó las cosas ahí, no permitió que su concejal se despachara y dio por zanjado el pleno con los últimos quejidos de la oposición resonando en el ambiente.