Tras abandonar el edificio de los juzgados, la furgoneta (la misma utilizada el día anterior para iguales menesteres) recorrió varias calles de la ciudad de Telde tratando de quitarse de encima a los periodistas que la seguían. Tras la Toyota se desplazaba un coche negro, presumiblemente adscrito al parque móvil del Ayuntamiento, pero en su interior sólo viajaba el conductor. Tras comprobar que Telde no es Manhattan y que los despistes sólo salen en las películas, la comitiva de imputados se dirigió a un edificio situado en la zona de Picachos, en cuya puerta del garaje esperaba ansiosa otra de las imputadas, Sonsoles Martín, presidenta de Nuevas Generaciones teldenses. No vean lo contenta que se puso la concejal del PP al ver llegar a los que la noche anterior habían sido sus compañeros de calabozos en la Supercomisaría de Las Palmas de Gran Canaria. Una señal desde dentro de la furgoneta le obligó a dejarse de carantoñas y a meterse en el garaje, al que entraron los dos coches y tras los cuales se cerró la puerta.