Si no fuera porque no haría gracia a quienes las padecen en la vida real, casi diríamos que el padecer de Alcaraz es como el de las almorranas: se sufre en silencio, sin confesarlo en público. Algunos de los que han trabajado con él los últimos años en el Parlamento saben que ha padecido todos los síndromes del quemado en la oposición a quien se le encargaron asuntos tan duros como el caso Icfem, Tindaya o Jinámar, y ha callado en todo lo que debió callar. Ni siquiera se le alivió el dolor cuando en esta última legislatura lo hicieron vicepresidente del Parlamento, lo que quizá contribuyó a aislarlo de sus compañeros de grupo en ese despacho situado tras la presidencia de la Cámara. De todas maneras, desde el equipo de López Aguilar dicen estar seguros de poder recuperarlo. Será una de las preguntas que haga este lunes al candidato Francisco Javier Chavanel, que lo tendrá a eso de las diez en El Espejo Canario, de CANARIAS AHORA RADIO.