Recomendamos sin embargo al señor Batllori que cambie su domicilio fiscal, trámite para el cual no ha de salir del edificio en el que trabaja, porque de la lectura de la resolución se colige que le siguen notificando las cosas de esa Administración en su anterior domicilio, en Las Palmas. De ahí, dice el afectado, que no se enterara hasta leerlo en la prensa (como Felipe González) que andaban tras él por esos puñeteros mil y pico euros. Volvemos a la teoría del ciudadano de a pata, que ha de aguantarse también si cambia de casa y no lo notifica a ver su nombre en el Boletín Oficial de la Provincia, con lo que eso jeringa.