En estas escaramuzas empresariales hay de todo, cosas para entretener al respetable, juegos de artificio con los que dar la sensación de que la fumata es de colorines, y cosas sustantivas. En estas últimas se encuadran algunos datos que les aportábamos este viernes acerca de quién hizo de maestro de ceremonias en la comida que celebró la asociación de inversores, o la parte principal de la parte contratante, que es la que en definitiva dictó el laudo de obligado cumplimiento. Germán Suárez era el hombre elegido, no en vano fue él, animado por Luis Hernández y luego por José Sánchez Rodríguez (JSP), la famosa vía láctea, y otros dirigentes empresariales como Ángel Luis Tadeo, Félix Santiago, Manuel Freire, Alfredo Morales, Jaime Bouzón y Jaime Cortezo, entre otros, quienes diseñaron el ascenso de Tony Rivero por un lado y Suárez Gil por el otro. Gran parte de los mencionados están arrepentidos de la operación; otros quieren reconducirla a ver si tiene salvación, y el resto, los menos, siguen convencidos de la máxima que acuñaron: “Si no existiera Suárez Gil, habría que inventarlo”. Verán que, pese a los esfuerzos que hacen algunos, hay nombres que no podemos incluir como decisivamente influyentes, como el de Alberto Isasi, que sólo influye en el ánimo plateado, y no siempre. Que las bolas negras pesan una barbaridad en el ánimo de cualquiera.