Marcelino Rodríguez es aldeano, lo que automáticamente lo convierte en un personaje listo. Eso significa que nada de lo dicho por él y recogido en un acta debe ser considerado como pronunciado a la ligera. Sin embargo, el día de autos debió darle una pájara porque lo que dijo respecto al debate suscitado respecto a las oposiciones en la Audiencia de Cuentas es de traca: en su día, las convocatorias objeto de litigio fueron aprobadas por unanimidad del pleno de la institución, y es extemporáneo cuestionarlas ahora, en el momento de constituir el tribunal, y mucho menos teniendo en cuenta ¡que nadie las ha recurrido! Vamos a ver, Marcelino, el hecho de que una anomalía no se recurra ¿la consagra automáticamente? O sea, que si se incumple la ley y nadie se entera, ¿la vulneración es legal? De ahí a la prevaricación debe ir muy poco. Felicitamos a la Audiencia de Cuentas por el brillante equipo que la rige.