No siempre los lobbys y el poderío institucional se terminan por llevar el gato al agua. En el caso concreto de Granadilla, cada vez resulta más lejana la posibilidad de que Bruselas se pueda mojar en un proyecto que atenta contra sus propias concepciones ambientalistas. Pero sin aventurar cuál será finalmente la decisión de la UE, llamó la atención en el Parlamento Europeo la nutrida representación de instituciones que se personaron allí. Alrededor de veinticinco personas con los gastos pagados por el Gobierno, el Parlamento, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Granadilla, frente a la media docena de ciudadanos canarios que tuvieron que costearse sus gastos de los presupuestos de colectivos ecologistas, complementándolos con sus propios bolsillos. No hablaremos de los billetes de avión ni de la categoría de los hoteles para huir al máximo de la tentación demagógica. Pero imaginen lo que quieran, que seguro que se acercan ustedes a la realidad.