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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Se le fue la pinza a Soria

El director de Canarias7 y el ministro Soria, en medio del acalorado debate en TVE-Canarias.

¿Todos preparados? Pues atentos, porque nos esperan seis meses estelares de José Manuel Soria como jamás hasta ahora hemos vivido, y miren que hemos vivido apoteosis sorianas como para el hartazgo. Esto va a más, y lo demuestra el simple visionado del programa El Debate, de Televisión Española en Canarias, grabado el pasado miércoles a las siete de la tarde y emitido al día siguiente precisamente para adaptarlo a la agenda del señor ministro. Esa circunstancia debió haberle servido para la reflexión y para una petición extraordinaria a TVE de que por todos los medios no emitieran ese programa porque cualquiera que lo haya visto llega a la terrible conclusión de que a nuestro José Manuel se le ha ido la pinza por completo. Sí, no se alarmen, sigue siendo el mismo soberbio rumboso que sufrimos aquí durante dieciséis años; sigue siendo el mismo mentiroso incorregible que nos colmó de trolas insostenibles hasta el extremo de la vergüenza ajena; sigue despreciando como siempre a los que discrepan de sus postulados, y sigue siendo un resentido que esparce a paladas su venganza sobre los que siempre ha considerado sus enemigos (las palabras adversario o disidente no están en su diccionario) o sobre los que de un tiempo a esta parte ha incorporado a ese catálogo particular. Ahora le ha tocado el turno al periódico Canarias7, contra el que cargó en ese debate –personalizándolo groseramente en su director, Francisco Suárez Álamo- en una nueva demostración de que los lejanos días de vino y rosas han acabado para siempre. El ataque fue visceral y tiene un destinatario concreto, el presidente de la empresa editora de ese diario, Juan Francisco García, al que muy probablemente se le ha terminado de llenar la cachimba tras años de aguantar las impertinencias y las tropelías de este tunante con apariencia de lord que necesitaría varias vidas para agradecerle a ese editor y a ese periódico que lo lanzaran al estrellato para, acto seguido, contribuir a auparlo al más alto nivel de su incompetencia.

Una sucesión de descalabros mediáticos

Esta es la impertinente historia de las relaciones de José Manuel Soria con los medios de comunicación: o conmigo o contra mí. Empezó por este humilde periódico que ustedes leen en estos momentos, con una persecución a sus propietarios y a sus periodistas sin parangón en la historia democrática del Archipiélago. Continuó luego con el ex director general de Editorial Prensa Canaria, Guillermo García-Alcalde, al que públicamente llamó mentiroso por permitir que La Provincia se decidiera a entrar a publicar los casos de corrupción en los que se vio envuelto, y terminó pidiendo sin recato (y obteniendo) la cabeza del director de aquel periódico, Ángel Tristán Pimienta. Ahora le ha tocado el turno a Canarias7, a cuya empresa editora Soria ataca por un flanco colateral, el de Videoreport Canarias, adjudicataria de los servicios informativos de Televisión Canaria desde la época en la que el propietario del dedo acusador era vicepresidente del Gobierno, 2008. Inforcasa, efectivamente, tiene un importante paquete accionarial de Videoreport Canarias, pero no es la editora de Canarias7 la que edita los informativos de la televisión pública autonómica, responsabilidad que recae en un equipo directivo a las órdenes directas del ente público. Por eso, pretender, como hizo su excelencia el miércoles-jueves, atribuir a Canarias7 la línea informativa de TVC es un pirueta que no se sostiene ante la realidad. Porque dolido como está por la pérdida de apoyos que le debe haber mostrado el periódico, Soria ha decidido convertirlo automáticamente en su enemigo acusándolo de recibir “millones, y millones y millones de euros de los canarios” para hacer una televisión “absolutamente parcial, una televisión de parte” que se ha dedicado “los últimos tres años a estar a las ordenes del Gobierno [canario] para defender un interés de parte, que es atacar al Gobierno de la nación y especialmente al Ministerio de Industria, Energía y Turismo”. Y de remate, esto: “[Videoreport] también tiene un periódico que, como la mayor parte de los periódicos españoles, resulta que está con la soga al cuello, y lo que no ganan por un lado, lo ganan por el otro”. Sublime alegato a contra de la empresa privada proferido por un redomado liberal es todo un síntoma de cómo se le sale el hemisferio de su cerebro donde se estimula la venganza.

Un relato que se cae solo

El relato televisivo de Soria presenta unas cuantas lascas para untar. Tiene muchos bemoles, desde luego, que alguien del PP con ordeno y mando nacional se atreva a hablar de parcialidad de cualquier medio informativo, sea público, privado o mediopensionista. El estropicio que el Gobierno -donde sienta su trasero el ministro canario- está propinando a Televisión Española es de tararí y no echar gota. Las audiencias de sus informativos caen estrepitosamente, en gran parte por la pérdida indiscutible de credibilidad, lo que ha generado situaciones hasta ahora inéditas, como el plante que hace unos días protagonizaron sus periodistas ante la razia hecha sobre la razia anteriormente hecha. Sí, porque tras cargarse el liderazgo en audiencias y en prestigio de los informativos heredados de la etapa ZP, el PP puso al frente del invento a Julio Somoano al que acaban de retirar la confianza por no ser tan comisario político como de él se esperaba. Como dice un veterano de la comunicación en Madrid, al nuevo director de informativos, Álvarez Gundín, no le han tenido que hacer ningún encargo porque ya es sectario de fábrica. Así que ya se podrán imaginar la que se le viene encima a los profesionales de la casa y a los pocos telespectadores que le quedan a TVE. Luego está la cuestión económica: el agujero negro que está dejando tras de sí la gestión del PP en RTVE es de los que quitarían el hipo a cualquier enviado de la troika. Pierde más de cien millones al año y el Estado le inyecta cada anualidad 250 millones de euros. Esos sí que son millones y millones para el sectarismo y la propaganda gubernamental.

¿Cospedal cerró su tele?

La densa intervención de Soria en El Debate de TVE-Canarias (pero qué pesado y reiterativo es este hombre, Dios santo) estuvo, como siempre, salpicada de descaradas mentiras proferidas con la grandilocuencia y la solemnidad acostumbradas. En el capítulo televisivo, su obsesión junto a Repsol de la temporada otoño-invierno, metió un par de trolas marca de la casa, como por ejemplo, sostener que Cospedal ha cerrado la televisión autonómica de Castilla La Mancha. Falso. No sólo la ha sostenido sino que, para ofensa de los profesionales, ha puesto al frente de ella a un par de comisarios políticos que ya se la han tenido que ver con la justicia en un par de ocasiones por sus excesos. Hasta el Senado ha tenido que amonestarle por meterse a las bravas en el despacho de un senador socialista, el ex alcalde de Toledo, a grabar sus papeles sin maldita autorización. La manipulación es récord mundial sin que hasta ahora hayamos escuchado a nadie del PP pedir su cierre o, en una pirueta de cinismo como las de Soria, su venta al sector privado. Como si esa fórmula fuera un cataplasma que curara los desvelos del señor ministro canario: si por un lado se queja de que una empresa privada cobre dinero público por prestar un servicio de informativos que no es de su agrado, ¿quién le garantiza que otra empresa lo haga igual o peor? ¿O es que su excelencia ya tiene en la cabeza (o en otro lugar de su anatomía) el nombre y los apellidos del afortunado empresario que habría de hacerse cargo de la tele canaria? Soria era vicepresidente cuando se adjudicó el concurso de informativos a Videreport Canarias y entonces no sólo no puso ninguna pega, sino que aplaudió con las orejas. No fue esa misma la reacción que tuvo al ser puenteado por Paulino Rivero en la elaboración de las bases del concurso de frecuencias de radio porque de todo el Gobierno eran conocidas sus filias y las fobias y los nombres que debían ser tachados de cualquier posibilidad de éxito. Por ejemplo, Canarias Ahora Radio.

La biblioteca, ¿con informes positivos?

Pero hubo más mentiras sorianas en ese debate televisivo, ¿qué se iban a creer? Por ejemplo, que no está nada claro que en Baleares vayan a denegarse las prospecciones o que la activista de Greenpeace herida en la refriega entre la organización ecologista y la Armada se hirió ella solita con la hélice de su lancha, y que sus compañeros fueron tan cobardes que no la socorrieron. Dándole a la rueca de sus propios sofismas este hombre es imparable. Pero donde puede que haya rebasado –por el momento- el récord de falsedades fue en el instante en el que le tocó defender su gestión en el asunto de la Biblioteca Pública del Estado, como saben seriamente amenazada por la piqueta al ratificar el Tribunal Supremo la ilegalidad de la licencia que el mismísimo Soria concedió siendo alcalde de Las Palmas de Gran Canaria. A requerimiento del director de Canarias7, que quiso aplicar la máxima soriana de “quien la hace la paga” para saber quién va a correr con los gastos de esta demolición o, en el mejor de los casos, de una indemnización suculenta a los vecinos que han ganado el pleito, Soria aseguró que él otorgó la licencia “con todos los informes técnicos y jurídicos positivos”. Veamos lo que dice la más reciente sentencia del Supremo, de fecha 16 de mayo de 2014: “El edificio, para el que se pidió en su día licencia municipal de construcción, tenía un uso previsto de biblioteca de titularidad estatal, licencia que fue concedida por el Ayuntamiento recurrente en contra de los informes técnicos, y cuya construcción, hasta ser terminada la obra, se continuó a pesar de que dicha licencia había sido impugnada en sede jurisdiccional por ser contraria a una serie de determinaciones urbanísticas”. Sobran más comentarios.

Lo estaban esperando en el Congreso

Nunca debió haber pedido José Manuel Soria que le hicieran esta entrevista-debate en Televisión Española en Canarias. No era su día. Mejor hubiera hecho en acudir, como era su obligación, al Congreso de los Diputados, donde le esperaba el diputado de Foro Asturias Enrique Álvarez Sostres. Tocaba sesión de control al Gobierno, y el parlamentario asturiano llevaba una pregunta muy importante para el ministro de Industria acerca del riesgo de cierre que se cierne sobre la empresa fabricante de aluminio Alcoa. Soria prefirió quedarse en Gran Canaria y pedir que le grabaran el debate un día antes de lo previsto, es decir, el miércoles en cuestión, y así pasar noche en su casa para, al día siguiente, acudir a la inauguración del II Foro Internacional de Turismo de Maspalomas. A los efectos de los problemas que Alcoa está generando en Asturias y en Galicia, el gabinete del señor ministro se excusó ante el Congreso de los Diputados alegando que se encontraba “indispuesto”. Como se imaginarán, el cabreo de Álvarez Sostres es de traca, y ya ha anunciado que presentará una queja al presidente del Congreso para que se actúe en consecuencia. También lo están esperando en el Senado, donde algunos senadores populares por Baleares están que trinan ante sus amenazas de terribles sanciones por haber roto la disciplina en la última moción sobre las prospecciones. Uno de ellos, Lorenzo Bosch, lo ha acusado de “pasarse por el forro” la separación de poderes del Estado. ¿Indispuesto? Estás bonito tú, como le dijo con gracejo la infortunada Toñi Torres. La desfachatez de este hombre no tiene límites.

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