Muy merecido seguramente el premio que hace unos días entregaron al concejal de Urbanismo de Las Palmas, Felipe Afonso El Jáber, por su trayectoria como concejal de Deportes en el anterior mandato pepero. No lo vamos a discutir porque los que se lo dieron, periodistas deportivos, deben saber lo que hacían en ese momento. Nosotros, generalmente más puñeteros, nos sumamos hoy a la celebración otorgándole un gallifante de los nuestros, en forma de Mamotretum, por haber sabido estar en el lugar oportuno y en el momento oportuno cuando otros no quisieron. Nos referimos a la inauguración del tanatorio San Miguel, abierto parcialmente hace algunas semanas sin todas las bendiciones municipales. De hecho, el Ayuntamiento del que es concejal el ilustrísimo premiado ha abierto un periodo de alegaciones para que depongan los vecinos y las consejerías de Sanidad e Industria acerca del crematorio y otros servicios tan brillantemente inaugurados sin licencia definitiva. Cosas del 31 de diciembre, fecha límite para dotar RIC, que comprendemos desde el punto de vista del empresario. Pero a lo mejor el político debió hacerse el longui y dejarle el protagonismo al cura.