¿No queríamos un cambio del modelo productivo?, pues ahí tenemos uno, el que propone el ex consejero de Economía y Hacienda y presidente de la patronal de Tenerife José Carlos Francisco: convertir a Canarias en el gran puticlú del Atlántico Medio, con casinos por todas partes al más puro estilo de Eurovegas o Macao, pero con un par de grandes marinas marca Pepa Luzardo y una base militar modelo “como Dios manda”, que debe ser una cojobase de agárrate y no te menees, con grandes hangares, diques llenos de portaviones, enormes edificios de residencias para militares, campos de béisbol y de fútbol americano, más pistas de aterrizaje, hamburgueserías en cada esquina... Y, por supuesto, con autorización plena y bajo palio a las prospecciones petrolíferas y al establecimiento de todas las plantas regasificadoras y transformadoras que sean menester para atender las necesidades sobrevenidas. Al carajo la plataforma logística de ayuda humanitaria; a tomar por saco eso del gran hub atlántico; olvídense del centro referente global de nuevas tecnologías y energías renovables, y asuman la renuncia expresa a nuestro modelo turístico de sol y playa con unos valores naturales reconocidos en el mundo entero. Se trataría, según esta original propuesta, de convertirnos en un gran centro de juego y en una plataforma militar donde el señor Francisco pueda fumarse sin prohibición que valga sus afamados puros habanos, porque en un paraíso así quedan abolidas todas las restricciones que puedan incomodar a nuestros nuevos y benefactores huéspedes. Un puticlú es un puticlú, con todas sus consecuencias.