La intensidad del Granada puede con el fútbol de Las Palmas

El centrocampista belga del Granada Mehdi Carcela-González (d) y el defensa de Las Palmas Michel Macedo durante el partido de la vigésima primera jornada de Liga que disputan en el estadio Los Cármenes. EFE/MIGUEL ANGEL MOLINA

Canarias Ahora Deportes

Las Palmas de Gran Canaria —

La jornada 21 de La Liga cerraba con un aliciente que tenía nombre propio: Jesé Rodríguez. Seis días después de la llegada a su tierra, el grancanario era convocado para jugar contra el Granada, pero partía desde el banquillo, al igual que Halilovic.

Setién optaba por salir de inicio con la principal novedad en el centro del campo. El doble pivote lo formaban Montoro y Vicente, mientras que en punta apostaba por Livaja acompañado por Tana y Viera (que lucía el brazalete de capitán).

Por su parte Lucas Alcaráz salía con tres centrales dando salida a Foulquier y Cuenca, que se colocaban más en el medio que en la zaga, formando un 3-5-1 que dejaba claras sus intenciones desde el inicio.

La línea nazarí se adelantaba y la presión se producía hombre a hombre en campo amarillo, precipitando al jugador de Las Palmas, que no veía opciones. Cuando los de Setién conseguían asociarse y avanzar, el Granada paraba con faltas.

Pocas veces esta temporada Las Palmas se ha visto tan presionada, llegando a obligar a Javi Varas a sacar en largo en varias ocasiones. Boateng, Tana y Viera se veían obligados a ayudar en labores defensivas y a ofrecerse de apoyo desde su campo.

El desgaste físico de los andaluces tendría su recompensa en el minuto 16'. Tana, presionado, daba un mal pase a Viera, que no conseguía controlar y la pelota llegaba a los pies de Pereira en la frontal del área, quien disparaba un misil a la escuadra izquierda de Varas, que poco podía hacer.

Macedo abandonaba el partido solo un minuto después aquejado por molestias y le sustituía David Simón. Lejos de parapetarse atrás, el Granada seguía manteniendo intacto su planteamiento, consciente de que dejar que Las Palmas tuviese espacios era cavar su tumba.

Aún con los obstáculos que se encontraban, los amarillos conseguían, a base de calidad y paciencia, asociarse y generar ocasiones. Viera ponía un balón en el 20' a la cabeza de Bigas, que la mandaba fuera; dos minutos después Tana, también en los dominios de Ochoa, disparaba a la izquierda de la portería del mexicano y Livaja, en el 28', caía a banda y ponía un muy buen balón para Boateng, que optaba por hacer una chilena que no le salía bien.

No eran oleadas, pero los dueños de la posesión eran los locales, que permanecían fieles a su juego a pesar de la agresividad del Granada, que no escatimaba en esfuerzo ni en faltas para parar a los isleños.

Hasta 16 cometieron los nazaríes en la primera mitad, viendo solo una tarjeta amarilla, por dos de la UD, que colonizaban en un 74% la posesión y también ganaban en remates totales (hasta ocho). Pero al final de la primera parte el marcador seguía 1 a 0.

En la segunda mitad la intensidad del Granada aumentaba aún más. La UD tuvo la primera, con un disparo de Montoro desde fuera del área que Ochoa paraba, pero un instante después los locales, en oleada, asediaron el área de Varas, con al menos cinco jugadores bordeando los dominios del cancerbero sevillano.

Pedro Bigas, pese a su condición de central, volvió a rozar el empate con un chut lejano en la respuesta de los insulares, aunque el que de verdad perdonó fue Jesé, quien en la primera pelota que tocó en su regreso a la Liga en el minuto 66' tocó mal un balón que sólo tenía que empujar a meta vacía a un metro de la raya de gol y libre de marca.

A renglón seguido volvió a salir ganador Javi Varas del duelo ante Adrián Ramos, mientras que Jesé, que teniendo la opción de pase a Boateng, optó por disparar pro se se topó con una buena intervención de Ochoa.

Las Palmas se volcó y lo intentó todo en un final de partido frenético, pero Ochoa se convirtió en el salvador de los suyos con una mano prodigiosa ante Tana en el tiempo añadido.

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