Los militantes sin cargos están más a favor de la elección directa del líder del partido

El rotundo apoyo de los militantes sin cargos a la elección directa del líder del partido encuentra más reticencias entre las direcciones de los partidos. En este gráfico, por ejemplo, se muestra cómo los delegados con cargos (en la organización o en instituciones públicas) están menos de acuerdo en utilizar primarias para elegir a los dirigentes.

No es de extrañar: en un trabajo en proceso hemos demostrado que las demandas para abrir las decisiones de los partidos al conjunto de la militancia son más intensas entre aquellos individuos con menos cargos, que tienen menos deseos de subir en el partido, que dedican menos horas a la organización, que son más críticos con los dirigentes y que tienen más discrepancias con la línea ideológica oficial. En definitiva, los menos influyentes y con menos expectativas de influir.

La consecuencia es que durante más de 30 años los partidos españoles, con escasas excepciones, han mantenido la misma forma de escoger a sus líderes mediante congresos. Pero mientras crecía la base afiliada a los partidos, el tamaño de los congresos ha permanecido estable. Resultado: un delegado de congreso representa la voz de cada vez más afiliados, reduciendo su representatividad.

¿Seguirán los partidos españoles la senda de otros partidos occidentales, hacia una ampliación de la base que elige a sus líderes?

Al igual que muchos otros partidos en otras democracias occidentales anteriormente, los líderes y militantes del PSOE se enfrentan al problema de cuál es la mejor forma de elegir a su principal dirigente. En realidad, el dilema no es si las primarias de candidato deben ir antes o después del Congreso. Se trata de quién debe escoger a esta o este y con qué inclusividad.

Un Secretario General elegido por una base mayor que los delegados puede resolver el interrogante sobre si también el candidato a las generales tiene que someterse a unas primarias.