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El miedo al voto no útil alerta a la derecha

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A ya menos de un mes de las elecciones autonómicas madrileñas previstas para el próximo 4 de mayo, las últimas encuestas, y especialmente la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) conocida este lunes, indican que las fuerzas de la izquierda y de la derecha están bastante igualadas, cosa que ya se intuía, y que, atención, el mayor riesgo de voto no útil (el que no genera escaños, al no superar la formación que lo recibe el 5% de los sufragios) está ahora en el ala derecha del tablero político. No solo Ciudadanos corre ese riesgo; también Vox, según el CIS. El tirón de la candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, como aglutinadora de voto desde el centro a la ultraderecha puede serle muy contraproducente incluso a ella misma.

La lista del PP obtendría el 4 de mayo, según el CIS, el 39,2% de los votos. La de Ciudadanos el 4,4%, luego se quedaría sin escaños. La de Vox, el 5,4%, solo 4 décimas por encima de la barrera que da derecho a lograr diputados en la Asamblea de Madrid. Las izquierdas y las derechas tendrían el mismo número de escaños: 68. En el sondeo del CIS –muy amplio, 4.124 entrevistas, si bien con la pega de que se hicieron del 19 al 28 de marzo, muy alejadas de los comicios–, hay más datos también inquietantes para las formaciones que lideran en el ámbito nacional Inés Arrimadas y Santiago Abascal. Entre los electores que en las autonómicas madrileñas de 2019 votaron a Ciudadanos, Díaz Ayuso logra una valoración más alta (6,5) que la que consigue el propio candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal (5,3). Así mismo, Díaz Ayuso obtiene una valoración más alta (7,9) entre los que en 2019 votaron a Vox que la propia candidata de Vox, Rocío Monasterio (7,4). La tentación de ambos colectivos de votantes de 2019 de concentrar ahora en la lista del PP su voto, por considerarlo más útil que depositado en las mismas formaciones en lo que lo hicieron en 2019, va a ser muy alta. Si así fuera, si las encuestas apuntaran en los próximos días que tanto Ciudadanos como Vox corren riesgo de quedarse fuera de la Asamblea, a Díaz Ayuso solo le quedaría un camino para convertir su previsible victoria electoral en posibilidad real de gobernar: llamar al voto útil a todos los votantes desde el centro a la ultraderecha e intentar la mayoría absoluta. Sumar en cuatro semanas diez puntos porcentuales más en votos a los que ahora le adjudican la mayoría de las encuestas. Tarea dificilísima.

Al ser uniprovincial y tener muchos escaños su Asamblea, en Madrid no hay otra distorsión en la conversión de votos en escaños que la que provoca el pasar o no pasar el corte del 5% de los votos. En 2015, Izquierda Unida logró el 4,14% y se quedó sin escaños. Los casi 131.000 votos populares que consiguió resultaron improductivos en diputados. Hace menos de un mes, cuando Ayuso convocó elecciones por sorpresa, la lista de Unidas Podemos apuntaba a un fiasco similar, pues las encuestas le pintaban al borde del 5%, más por debajo que por encima. El desembarco de Pablo Iglesias en la candidatura ha disipado esa hipótesis. UP estará en la Asamblea, y parece que no será a costa de Más Madrid ni de PSOE. Las tres opciones de izquierda, tan distintas, tenían ahora el reto de movilizar todo lo posible a sus respectivos electorados para intentar alcanzar el Gobierno autonómico. Pero no parece haber sido ese el factor de cambio sino, como antes se exponía, la movilización que han generado –sobre todo Iglesias– en las derechas, concentrándolo en Ayuso. 

La del CIS, como todas las encuestas, es una foto del paisaje de cuando se hizo. Esta, hace ya varias semanas. Quedan cuatro semanas más hasta los comicios madrileños. Muchas cosas pueden cambiar. Que Ayuso acelere o que ralentice. Que Vox despegue o que se adormile. Que Ciudadanos logre convencer a parte de su parroquia para que aún no le abandone o que siga con tendencia a la baja. Que las formaciones de izquierda logren movilizar a los suyos o que no lo hagan... Y también, que la pandemia se convierta –o no– en un factor clave en la decisión final del voto. Ahora lo es. Lo ha preguntado el CIS. El 34,7% de los entrevistados ha dicho que le influye mucho en su voto la gestión de la pandemia; y el 39,8%, que le influye bastante. Los datos sobre la pandemia –de contagios, de fallecimientos, de medidas restrictiva de la movilidad, de hospitales, de UCIs, de vacunación...– que registre Madrid el 4 de mayo influirán también en muchos votantes. Si las diferencias entre bloques son tan estrechas como las encuestas dicen, ahí puede estar el factor clave determinante.

A ya menos de un mes de las elecciones autonómicas madrileñas previstas para el próximo 4 de mayo, las últimas encuestas, y especialmente la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) conocida este lunes, indican que las fuerzas de la izquierda y de la derecha están bastante igualadas, cosa que ya se intuía, y que, atención, el mayor riesgo de voto no útil (el que no genera escaños, al no superar la formación que lo recibe el 5% de los sufragios) está ahora en el ala derecha del tablero político. No solo Ciudadanos corre ese riesgo; también Vox, según el CIS. El tirón de la candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, como aglutinadora de voto desde el centro a la ultraderecha puede serle muy contraproducente incluso a ella misma.

La lista del PP obtendría el 4 de mayo, según el CIS, el 39,2% de los votos. La de Ciudadanos el 4,4%, luego se quedaría sin escaños. La de Vox, el 5,4%, solo 4 décimas por encima de la barrera que da derecho a lograr diputados en la Asamblea de Madrid. Las izquierdas y las derechas tendrían el mismo número de escaños: 68. En el sondeo del CIS –muy amplio, 4.124 entrevistas, si bien con la pega de que se hicieron del 19 al 28 de marzo, muy alejadas de los comicios–, hay más datos también inquietantes para las formaciones que lideran en el ámbito nacional Inés Arrimadas y Santiago Abascal. Entre los electores que en las autonómicas madrileñas de 2019 votaron a Ciudadanos, Díaz Ayuso logra una valoración más alta (6,5) que la que consigue el propio candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal (5,3). Así mismo, Díaz Ayuso obtiene una valoración más alta (7,9) entre los que en 2019 votaron a Vox que la propia candidata de Vox, Rocío Monasterio (7,4). La tentación de ambos colectivos de votantes de 2019 de concentrar ahora en la lista del PP su voto, por considerarlo más útil que depositado en las mismas formaciones en lo que lo hicieron en 2019, va a ser muy alta. Si así fuera, si las encuestas apuntaran en los próximos días que tanto Ciudadanos como Vox corren riesgo de quedarse fuera de la Asamblea, a Díaz Ayuso solo le quedaría un camino para convertir su previsible victoria electoral en posibilidad real de gobernar: llamar al voto útil a todos los votantes desde el centro a la ultraderecha e intentar la mayoría absoluta. Sumar en cuatro semanas diez puntos porcentuales más en votos a los que ahora le adjudican la mayoría de las encuestas. Tarea dificilísima.