Un análisis (sereno) sobre la UD Las Palmas
Lejos de la tierra prometida y con malas vibraciones, tras 15 jornadas de la Liga Adelante, la Unión Deportiva Las Palmas ha vuelto, como en los años anteriores, a instalarse en la desilusión. Los números, después del triste empate ante el Villarreal B, no ofrecen excesivas garantías de solvencia para un equipo que sólo ha sumado 18 de los 45 puntos en juego (un 40%), en una dinámica ?defectuosa? que le ha situado cerca de la cola de la clasificación (con sólo tres puntos de ventaja) y en una zona remota a la cabeza de la tabla (ocho puntos de distancia).
Pero quedarse sólo con eso, con el último resultado, con la situación en la clasificación y con las cifras, sería una imprudencia porque el asunto merece un análisis que debería ir más allá de estadísticas, lesiones, ocasiones de gol erradas, césped en mal estado y demás evasivas ?sin lugar para la autocrítica? que se quieran exponer en defensa de la plantilla que dirige Sergio Kresic.
Aunque parezca un asunto ya sobrepasado, de entrada, la UD Las Palmas está en pleno proceso de refundación. No es una exageración y, sobre todo, no debería caer en el olvido. Hace cinco años, en noviembre de 2004, el club amarillo arrastraba una deuda de algo más de 70 millones de euros y, como entidad, era un lúgubre solar. Sin futuro, sin estructuras internas sólidas y con un modelo de gestión instalado en el disparate, la Unión Deportiva regateó el otro día el riesgo de disolución para, por exigencias históricas, partir desde cero con el regreso a Primera división como meta.
De ese reto, y sobre los recuerdos de una historia notable, resurgió un nuevo club articulado sobre una estructura piramidal, en la que el presidente (Miguel Ángel Ramírez) aparece en lo más alto de la cadena y la plantilla reposa ?bajo varios niveles ordenados? en el eslabón más bajo. Y es esa organización, ese armazón interno con la afición por encima (y fuera) de todo, la que debería ser analizada al detalle para enmendar errores y lograr una Unión Deportiva mejor, más fuerte y superior.
La plantilla
En un ejercicio igual atrevido, inicio mi observación en los futbolistas del primer equipo. La base de la plantilla actual, la cimentación, la compone parte de un grupo de jugadores que la pasada temporada finalizó el curso en la decimoctava posición de la tabla clasificatoria (a 34 puntos de distancia del CD Tenerife, tercer clasificado). Con el ascenso como objetivo, la transformación debe ser considerable y la progresión indiscutible para aspirar al salto, aspectos que de momento (pese a la contratación de 11 futbolistas) no han cuajado.
A simple vista la plantilla aparece descompensada, con posiciones aparentemente bien cubiertas y puestos con carencias indiscutibles. La situación, pese a ser el cuarto año consecutivo en Segunda división, no es nueva. Y el remedio empleado, hasta el momento, ha sido la ejecución continua ?cada verano? de una purga considerable de futbolistas. Un dato: del grupo que logró el ascenso en 2006 sólo militan en la UD Las Palmas Pindado, David García, David González, Darino y Márquez.
Con la renovación constante del vestuario, formar un bloque compacto y fuerte ha sido una quimera en la UD Las Palmas durante las últimas cuatro campañas. Eso, unido a contrataciones que han ofrecido un rendimiento ?a nivel general? discreto y el surgimiento de diferentes clanes, no ha permitido al equipo amarillo ni siquiera permitirse, en plena competición, afrontar un salto a categoría superior. Todo eso, mezclado pero no agitado, también debería llevar (al responsable de turno) ahora mismo a una pregunta final sobre la plantilla: ¿realmente hay equipo, entre los tres mejores de Segunda división, para plantear el ascenso como meta?
El entrenador
Para ese reto, subir a Primera división, la principal apuesta de la UD Las Palmas este año fue la contratación de Sergio Kresic, técnico de recuerdo inmaculado en el club amarillo tras lograr en 2000 el último ascenso a la máxima categoría y firmar, un año después, con solvencia la permanencia del equipo en la elite. 10 años después de iniciar su primera etapa en la entidad grancanaria y tras casi una década posterior de mediocres resultados en otros clubes (Mallorca, Recreativo, Valladolid, Real Murcia, Hadjuk Split o Numancia), el entrenador de origen balcánico no acaba de dar con la tecla para revitalizar a la Unión Deportiva.
La Unión Deportiva, tras 15 jornadas (repartidas en terrenos de juego en buen y mal estado), no acaba de desplegar buen fútbol: ni efectivo ni bonito, ni impone el ritmo ni impone el juego, ni con unos ni con otros futbolistas. Incapaz aún de encontrar un once tipo, sin continuidad y lejos de convertir al conjunto amarillo en un equipo regular, Kresic tiene todo el crédito (en el club y en los medios de comunicación) con el que no contaron anteriores inquilinos del banquillo del cuadro grancanario (en las seis temporadas anteriores, en la UD, siempre ha sido destituido, al menos, un entrenador).
Con cinco partidos fuera de casa, en las próximas siete jornadas, la UD Las Palmas afronta un tramo de competición exigente que marcará el camino hacia el objetivo real del curso: aspirar a estar aún entre los mejores o pelear, otra vez, por la permanencia. Y ante este panorama, surgen un par de dudas: ¿Cree realmente la plantilla en el método de Kresic? En el club, ¿hay desconfianza en el entrenador? ¿O se apostaría por su continuidad para una segunda campaña (como hicieron Sporting, Xerez y Tenerife antes de ascender con Preciado, Esteban Vigo y Oltra, respectivamente? Y por último, ¿cree Kresic en la capacidad de su plantilla?
Dirección deportiva
Por encima de Kresic, para elegir futbolistas e incluso para decidir sobre la continuidad o no del entrenador, está Óscar Arias (director deportivo). Nuevo en la plaza, heredada tras la complicada salida de Juanito, llegó a la UD Las Palmas avalado por un ascenso a Primera división con el Recreativo y, también, entre dudas por el descenso del propio equipo onubense a Segunda el pasado verano.
Elegidos buena parte de los futbolistas de la plantilla y el entrenador por su antecesor (incluso los fichajes de Diego León, Pedro Vega y Pollo), a Arias le tocó rematar la faena. Y para el trabajo tiró de una agenda utilizada con anterioridad, ya que junto a él llegaron futbolistas que ya fichó para el Recre (Lamas o Javi Guerrero) o jugadores que ya habían militado en la UD Las Palmas (Guayre o Josico).
Junto a Toni Cruz (secretario técnico), tendrá la responsabilidad de elevar el nivel del equipo con la apertura del mercado invernal. Y, sobre todo, de empezar a planificar la plantilla del próximo curso, tarea para la que ?en principio? no contará con una generosa cantidad de dinero y en la que tendrá toda la responsabilidad, sin subterfugios en los que cobijarse si el panorama se complica. ¿O en el futuro el malo seguirá siendo Juanito?
El presidente
Miguel Ángel Ramírez, guste o no, fue la persona que lideró el movimiento de salvación de la UD Las Palmas en 2004. Él fue el elegido por el juez Cobo Plana para presidir el club y él, ante un horizonte desierto de alternativas, es la única opción para dirigir la entidad. Lastrado por errores anteriores (sostener a Juanito o conceder ciertas licencias a cierto grupo de futbolistas), en verano redobló su apuesta: marcó el objetivo del año en pelear por estar en la carrera por el ascenso, no reparó en gastos para reforzar la plantilla y fichó al entrenador solicitado por todos (Sergio Kresic).
Pero como el fútbol no es una ciencia exacta, una inversión mayor no garantiza unos éxitos deportivos que, al final, dependerán casi siempre de los caprichos de la pelota. Y es que, tal vez, es el momento de reparar en que el ascenso de 2006 y las permanencias posteriores en Segunda división estaban pilladas con alfileres: desde el zapatazo de Nauzet en Anoeta hasta el extraño partido contra el Rayo el 13 de junio, pasando por la existencia ?de manera habitual? de cuatro equipos peores o por la extraordinaria aparición de Juan Manuel Rodríguez en 2007.
Con esa rémora del pasado, con árboles que no dejaron ver en su momento el bosque, la UD Las Palmas arrastra un déficit considerable a nivel deportivo. Así que para culminar con éxito su obra en el club amarillo (desaparición de la deuda y situar al equipo en Primera división), a Ramírez le toca afinar al máximo la elección de los técnicos que le iluminen el camino. Y ante ese dilema, ¿sería posible la contratación de alguien que fiche buenos jugadores y forme un equipo capaz de jugar bien al fútbol? Mucho pedir no es.
La afición
Fuera de la estructura interna del club se encuentra el grupo que, al final, más siente y más padece con las aventuras y desventuras de la UD Las Palmas. Siempre atenta a la trayectoria del equipo, en los últimos 20 años apenas ha saboreado alegrías. Desde 1988 hasta hoy, el conjunto amarillo ha pasado seis temporadas en Segunda B, 13 campañas en Segunda división y sólo dos cursos en Primera.
En este tramo, el más funesto en la historia de la entidad, el club dejó de ser de los socios para convertirse en Sociedad Anónima Deportiva. Marcada primero por intereses políticos y luego por réditos empresariales, la UD Las Palmas se convirtió en moneda de cambio para otros negocios, mientras el buen nombre de la institución era deshonrado con diferentes escándalos: pasaportes falsos, impagos, huelgas de futbolistas, embargos y una deuda mastodóntica.
Y entre poco fútbol, mucha vergüenza y una oferta de ocio más amplia, parte de la afición ha optado por dejar de sufrir, padecer o aburrirse con una UD Las Palmas que ha dado poco y ha recibido mucho. Así que igual es el momento para que desde el club la autocrítica se convierta en un ejercicio habitual y, así, empezar a ofrecer algo (y no pedir) a sus seguidores.
PD- Y no me olvido de la cantera, con la que mucha gente se llena la boca y por la que casi nadie, a la hora de la verdad, apuesta. La construcción de una ciudad deportiva debería ser una prioridad para la UD Las Palmas, sobre todo porque a la larga es un buen negocio, tanto a nivel económico como deportivo. Y el presidente que se dé cuenta y apueste por ello, realmente hará un favor a la entidad.