Cantera y cojones
Unas declaraciones de Miguel Ángel Ramírez en Radio Canarias, en las que lamentaba “la falta de cojones en el campo” de los futbolistas canarios, han abierto un interesante debate sobre la figura de la cantera. Sin entrar a valorar las palabras del presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, la discusión sobre la la validez o no de las características del deportista isleño para esto del fútbol no se sostiene desde el momento en el que, a la hora de enumerar jugadores de aquí, se empieza por Germán Dévora, se continúa por Juan Carlos Valerón y se termina por David Silva (con una amplia lista, en medio, que incluye a otros futbolistas geniales como Tonono, Guedes, León, Castellano, Gerardo, Felipe, Juanito, Manuel Pablo, Ángel o Guayre (todos internacionales absolutos con España)).
Así que no, por ahí no deben ir los tiros. El problema está en otro lugar. La cuestión está en la formación y en los recursos que se utilizan para y por la cantera. Y la exigencia de valentía debería señalar a los directivos del fútbol canario: ¿cuántos de ellos han tenido cojones para invertir en la cantera? Hablemos claro: en los últimos 30 años, ¿cuánto ha invertido la UD Las Palmas en futbolistas mediocres y cuánto ha invertido en disponer de unas instalaciones propias para poder formar, en las mejores condiciones, a jugadores en su cadena de filiales? Y, dentro de su cantera, ¿se interesa la UD Las Palmas en formar a personas que jueguen al fútbol o sólo se centra en producir jugadores?
El nuevo modelo de la Unión Deportiva Las Palmas debe brotar y debe crecer a partir de su proyecto más ambicioso: la construcción de una escuela de fútbol propia, con unas instalaciones de primer nivel. Es lo mínimo exigible para un club profesional. La UD Las Palmas debe disponer de campos propios en los que su cadena de filiales y su primer equipo no sean simples inquilinos. La UD Las Palmas debe formar, por encima de todo, a personas (que tengan dos dedos de frente, que respeten ciertos valores y que incluso tengan cojones en el campo). La UD Las Palmas debe ser el referente futbolístico en Gran Canaria. La UD Las Palmas debe fomentar la competitividad en categorías inferiores y su fin, a ese nivel, no puede ser avasallar a los rivales. La UD Las Palmas debe tener la capacidad para captar a los mejores futbolistas jóvenes de Canarias. La UD Las Palmas debe alcanzar un convenio de colaboración con el mayor número posible de clubes del Archipiélago. Y jugar en la UD Las Palmas debe convertirse en la aspiración de buena parte de los pibes de las islas.
Rentabilidad
Ramírez, para salir al paso por la repercusión de la entrevista, adelantaba que la próxima temporada la UD Las Palmas reservaría, en su primera plantilla, tres o cuatro licencias para futbolistas que militen en su cadena de filiales. También subrayó que la UD Las Palmas es el tercer club, dentro de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), con más equipos de cantera. Y la solución no va por ese camino, porque no es una cuestión de cantidad, es un asunto de calidad. Cuanto mejor forme el club a sus jóvenes valores, más productividad obtendrá. En todos los sentidos, porque si coincidimos en el que el fútbol, después de todo, es un negocio, siempre resultará más valioso y rentable que Armiche esté preparado para dar el salto al primer equipo que contratar, por ejemplo, a un futbolista del perfil de Alberoni.
En el Sporting de Gijón la UD Las Palmas puede encontrar un buen ejemplo, ya que la Escuela de Mareo se construyó a partir de la vergüenza y de la necesidad. En 1974, pocos días después de su contratación por el club asturiano, el entrenador yugoslavo Branco Zebec presentaba su dimisión poque la entidad rojiblanca no disponía de unas instalaciones en condiciones en las que poder realizar su trabajo. El presidente del Sporting, Ángel Viejo Feliú optó en ese momento por invertir los 50 millones de pesetas ingresados por el traspaso de Churruca al Athletic de Bilbao en la compra de unos terrenos en Mareo.
Durante las últimas tres décadas el Sporting ha vivido, prácticamente, de Mareo. Tanto a nivel deportivo, por los futbolistas que se han formado en su cantera, como a nivel económico, por los traspasos de jugadores salidos de su cadena de filiales. Y si en Asturias (o en el País Vasco, con el Athletic de Bilbao y con la Real Sociedad, o en Andalucía, con el Sevilla, como ejemplos) el invento ha funcionado, en Gran Canaria, con el talento que hay, el asunto no puede ir mal. Sólo hay que apostar (con cojones y de verdad) por la cantera.
PD- Dos preguntas. En la mejor época de la UD Las Palmas, cuando peleó por títulos de Liga en Primera división y cuando llegó a jugar una final de la Copa del Rey (en concreto, entre 1968 y 1978), ¿la base del equipo la formaban canteranos o futbolistas de fuera? Y el estilo de aquella Unión Deportiva, ¿apostaba por el talento o por los cojones?