La constancia y el orden dan al Tenerife una victoria merecida ante el Sporting

Los jugadores del Tenerife celebran el gol de Fran Sol

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Tenerife se trabajó una victoria merecida ante el Real Sporting en la que supo nadar y guardar la ropa. Convirtió en gol la mejor ocasión que tuvo —un cabezazo de Fran Sol después de que Mariño evitara que entrase un gran tiro de Vada— y con media hora por jugarse mantuvo el orden con los cambios de Ramis y la solvencia de Aitor Sanz, Javi Alonso y Zarfino para dominar el medio juego.

El duodécimo triunfo de los blanquiazules implica un paso casi definitivo para la permanencia —ahora a dos victorias en condiciones en la previsión estadística de que se situé finalmente en los cincuenta puntos—, que este viernes ofrecieron una propuesta renunciando a meter a los atacantes por los flancos para buscar las asociaciones por dentro. La decisión, cuando menos, igualó el rendimiento, por más que a ratos revelara la falta de fluidez para el juego en corto.

Ramis, por fin, prescindió de Nono en el once de salida, lo relevó por Shashoua y apostó por Bermejo —y no Zarfino— como acompañante de Fran Sol. La vocación era dar con un Tenerife decidido a vivir de lo que diera Shashoua conduciendo por delante de los medios y tratando de encontrarse con Vada, Bermejo o Sol. La consecuencia fue entre prometedora y desoladora, lo uno porque cuando el balón cae a los pies del inglés siempre parece que va a pasar algo bueno; lo otro porque a falta de automatismos y ritmo derivó en un ejercicio de voluntarismo estéril.

Al cabo, el Tenerife se asomó más al área del Sporting después de las recuperaciones en la presión alta —de una de ellas llegó un pase venenoso al área de Moore (m.22) que no encontró a Sol— y no explotó las contras por la impericia para jugar a los espacios con tino. A ratos, el partido caminó en una ida y vuelta peligroso que descubrió —ninguna sorpresa— la capacidad del Sporting para filtrar pases verticales entre líneas a la búsqueda siempre de Djurdjevic, un tipo casi único en la Segunda para proteger el balón con el cuerpeo en lo que da con un remate limpio.

El Tenerife tuvo también una virtud añadida a las ya conocidas. Arrancó tras la pausa más enchufado y llegó al área de Mariño con un tiro de Vada (m.47) y un remate pifiado de Bermejo, tres minutos después, gracias a un arranque de calidad, arrimado a la línea de puerta y en una zona en la que no arriesgaba, de Javi Alonso, capaz de sacarse un regate seco para dejar clavado a Borja López y fabricar medio gol que no fue.

Junto a Aitor Sanz y Zarfino, Alonso sería decisivo tras el 1-0 para atemperar al Tenerife, ganar los duelos necesarios, buscar el pase de seguridad correcto y meter una marcha menos que acabó obligando al Sporting a correr más de la cuenta para recuperar la posesión. Si no hizo el de Adeje su mejor partido como blanquiazul, le faltó muy poco, corregida su tendencia a perder el sitio y apareciendo para ofrecerse cuando se le esperaba.

Tanto derroche en el esfuerzo, tanta voluntad por no meter la pata, encontró el premio cuando el guion de un partido con situaciones de gol contadas lo exigía. Llegado el minuto 66, avisó primero Vada —tras crearle la ocasión Shashoua y su lucidez— con uno de esos tiros suyos desde la frontal que siempre encuentran el obstáculo del portero. A Mariño le dio para poner una mano salvadora, pero el rechace lo cazó Fran Sol, inapelable con un cabezazo imposible de parar.

El tanto obligó a pensar en otro partido y Ramis decidió en cinco minutos los primeros movimientos para encontrar refresco y más solidez defensiva. Se fue Shashoua con la tarea hecha, se fue Bermejo —otra vez insustancial cuando no caza un balón de oro— y entraron Valera para armarla por la derecha y Zarfino para dar su punto de robos y el sitio que no pierde. Gallego ya había respondido antes con Carmona, que dio más fluidez a las caídas por dentro del Sporting, pero al cuadro astur no le dio para otra cosa que el ruido, sin nueces, que hizo Djurdjevic.

El Tenerife cerró luego más espacios con Alberto —incrustado como tercer pivote entre Aitor Sanz y Javi Alonso— y relevó a Vada en el flanco izquierdo con Nono. El efecto fue un placebo que evitó angustias pasadas a un equipo seguro en el corte, superior en los duelos y con la pausa necesaria para encontrar, otra vez, el pase que le descargaba de problemas y obligaba a más carreras del rival. Un acto final sin sobresaltos y un homenaje hermoso para recordar a los tres birrias fallecidos en una semana dolorosa.

(1) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore, Sipcic, Carlos Ruiz, Álex Muñoz; Shashoua (Zarfino, m.71), Aitor Sanz, Javi Alonso (Sergio González, m.88), Bermejo (Valera, m.71); Vada (Alberto, m.82) y Fran Sol (Nono, m.82).

(0) REAL SPORTING DE GIJÓN: Mariño; Bogdan, Marc Valiente, Borja López, Saúl; Nacho Méndez (Cumic, m.89), Pedro Díaz, Javi Fuego (Gaspar, m.79), Manu García; Pablo Pérez (Carmona, m.67) y Djurdjevic.

ÁRBITRO: Iosu Galech Apezteguia (Comité navarro). Amonestó a Aitor Sanz (m.57) y Carlos Ruiz (m.90+2) y a los visitantes Marc Valiente (m.49), Gaspar (m.81) y Pedro Díaz (m.90+1).

GOL: 1-0, Fran Sol (m.66).

INCIDENCIAS: Partido de la 34ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López. Se guardó un minuto de silencio por los fallecimientos, esta semana, de Pedro García-Sanjuán (presidente accidental del CD Tenerife el siglo pasado) y los exfutbolistas blanquiazules Cipriano González Rivero Ñito y Lope Acosta.

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