El Panathinaikos avasalla al Tau (67-53)
El Tau Vitoria tendrá rival español en la Final entre Cuatro de Atenas, aunque en el partido de consolación, el de los perdedores de las semifinales, adonde el Panathinaikos le envió sin ninguna contemplación y sin dificultad para poder discutirle el título al CSKA Moscú ruso en la final este domingo (20.30).
El repaso que le vaticinaban de antemano al Unicaja por aquello de medirse al CSKA, campeón de la Euroliga en funciones y construido con un excelente material humano, no se produjo. En realidad, se lo llevó el Tau y se lo endosó el Panathinaikos del técnico serbio Zeljko Obradovic. Un repasito en toda regla. Y sin jugar nada del otro mundo.
La tercera Final entre Cuatro consecutiva del equipo vasco supuso un varapalo para los del Buesa Arena. Si hace tres años dieron la sorpresa contra el anfitrión en la pista del CSKA Moscú, al que apartó contra todo pronóstico de la final, en Atenas sólo hubo un equipo sobre la cancha: el de casa, el del trébol verde, que pasó por encima de un Tau desconocido.
El Panathinaikos zarandeó al bloque que, desde hace poco más de un mes, dirige otro entrenador serbio, Bozidar Maljkovic, cuyo juego ha ido perdiendo fuelle a medida que ha cambiado de responsable técnico. Empezó con el croata Velimir Perasovic, cambió a éste por Natxo Lezcano por culpa de una dolencia cardiaca y, en vez de mantener la apuesta por un hombre de la casa, se fijó en el aura de campeón de Maljkovic.
El reflejo de esos movimientos ha ido adquiriendo tonos sombríos. En Vistalegre cayó con claridad ante el Real Madrid en un duelo directo por el liderato de la ACB, que todavía está a su alcance, pero que no depende de él.
En la semifinal contra el Panathinaikos se quedó muy por detrás en el marcador antes del descanso y, lo que es peor, careció del carácter rocoso, duro y ambicioso que le han permitido hacerse un hueco entre los más grandes de Europa.
Los hombres de Obradovic, que conduce un grupo trufado de subcampeones del mundo (Nikos Hatzivretas, Kostas Tsartsaris, Dimitris Diamantidis) que, a la sazón, son también campeones de Europa de selecciones, cuenta también con excelentes refuerzos foráneos (los serbios Milos Vujanic y Dejan Tomasevic; el estadounidense Michael Batiste; el lituano Ramunas Siskauskas,...).
La mezcla es demasiado para muchos equipos del continente. Para el Tau fue sencillamente venenosa, letal e inalcanzable aún en el ficticio acercamiento de última hora que esbozó en el tanteador (54-48).
Si no, no podría entenderse que los vascos sólo anotaran nueve puntos en el primer cuarto (18-9), que mediado el segundo periodo encajasen un parcial de 8-0 (26-13) en plena borrachera de triples locales y que, sin que los griegos protagonizasen una noche especialmente buena en el lanzamiento, enfilasen el descanso a catorce puntos de distancia (35-21).
Ni rastro detectable de aquel equipo corajudo, luchador incansable que sacaba petróleo de los bloqueos y las continuaciones entre los argentinos Pablo Prigioni y Luis Scola; ni rastro de la muñeca letal del turco Serkan Erdogan; ni rastro del menor deseo de juego colectivo por parte del serbio Igor Rakocevic.
Ni rastro, en definitiva, del Tau que ha forjado un carácter reconocible a distancia en cualquier cancha y en cualquier competición durante temporadas de mucho apretar los dientes, de mucho trabajar con criterio y de mucho deseo.
El Panathinaikos le pasó por encima. No vale darle vueltas. No duró ni cinco minutos (13-7). Lo más que puede llevarse de Atenas es un tercer puesto si gana al Unicaja en la final de consolación. Eso es todo lo que les queda a los vascos en esta Final entre Cuatro que van a jugarse los dos mejores equipo de Europa por méritos propios: el Pao y el CSKA.
Entraba dentro de lo razonable que las cosas discurriesen por esos derroteros. Los malagueños lidiaban con un trolebús, pero tuvieron corazón. Los vascos se medían a un poderosísimo equipo. Lo que no entraba en ningún cálculo es que el Tau se desinflase de esa forma, que no ofreciese resistencia, que fuera el convidado de piedra a la mejor localidad del partido, sobre el parqué.
Lo peor que puede decirse del Tau es que el partido careció de emoción, sobre todo, después del descanso. Porque el equipo de Maljkovic no se pareció ni a una mala caricatura de si mismo. Puede que esta semifinal haya sido uno de los choques más cómodos que el Panathinaikos ha jugado esta temporada en la Euroliga.
Desde luego, debe tratarse de una de las semifinales más sencillas que ha disputado en su historia. Jugó toda la segunda parte apoyado en diferencias amplias y cómodas, por encima de los diez puntos -salvo en una pequeña fase de última hora-, y empezó a disfrutar de la clasificación junto con un público espectacular en todos los sentidos desde la mitad del tercer cuarto.
Está muy bien y supone un enorme mérito alcanzar la Final entre Cuatro, si son tres seguidas aún mayor mérito, pero la ración de sufrimiento que se comió el Tau hace dudar de si merecía la pena ir a Atenas para capitular así.
Ficha técnica:
Panathinaikos (67)
Tau Vitoria (53)Panathinaikos (18+17+12+20):
Diamantidis (3), Becirovic (12), Siskauskas (11), Dikudis (7), Batiste (15) -cinco inicial-, Tomasevic (-), Hatzivretas (3), Alvertis (5), Tsartsaris (-) y Vujanic (11), Javtokas (-) y Delk.
Tau Vitoria (9+12+14+18): Prigioni (6), Rakocevic (4), House (3), Scola (6), Splitter (7) -cinco inicial-, Erdogan (11), Peker (7), Planinic (7) y Vidal (2).
Árbitros: Lamonica (ITA), Belosevic (SRB) y Ryzhyk (UKR). Excluyeron por personales a Scola (m.37), Diamantidis (m.39) y Planinic (m.39).
Incidencias: encuentro correspondiente a las semifinales de la Final Entre Cuatro de la Euroliga 2006-07 disputado en el Pabellón OAKA de Atenas ante unos 18.400 espectadores.