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¿Es Agag una bomba de relojería?

Enric Sopena / Enric Sopena

Estado menor

Pero lo peor que le está ocurriendo a la derecha política en estos momentos es que su estado mayor es sencillamente menor. Es liviano, es insignificante. Mariano Rajoy, de nuevo, encarna en su figura la insoportable levedad del ser. Sucede que a Rajoy y a su comparsa se les ha agotado el crédito y casi nadie está dispuesto a renovárselo.

Absolución o indiferencia

Durante años, Rajoy se ha encogido de hombros frente a cualquier indicio más que racional de podredumbre política en su partido. Los casos de corrupción que han emergido, en estos tiempos, han sido numerosos, y la inmensa mayoría de ellos han recibido la absolución o la indiferencia de la dirección conservadora. Quien niegue esto niega la evidencia. Con el asunto Fabra, por ejemplo, Rajoy ha escrito un vergonzoso relato de incapacidad y de impotencia. O de complicidad al menos pasiva.

Lamentable

Su papel en el Espegate ha sido lamentable. Pasó del “quiero” al “no puedo” en pocas horas y tras rendirse a las exigencias de la lideresa. La llamada comisión de investigación parlamentaria sobre los espías y los negocios es un colosal tributo a la ley del embudo. Eso no es una comisión parlamentaria. Es una indigna caricatura propia de políticos truhanes. Ante ese bodrio antidemocrático ?o “facha”, según Gómez- el jefe del PP, Rajoy, se ha deshecho en elogios.

¿Actuación contundente?

Uno de sus hombres de confianza, José María Lasalle, ha declarado, acerca del escándalo que persigue el juez Garzón, lo siguiente: “Me imagino que estos casos darán pie a una actuación contundente de nuestro partido”. Lasalle, que va de centrista ilustrado, peca, sin embargo, de visionario. ¿Actuación contundente? ¿Cuándo recuerda Lasalle alguna “actuación contundente” del PP en orden a castigar severamente a los sinvergüenzas? A lo sumo, pellizquitos de monja y punto pelota.

Tercera o cuarta división

Es más. El propio Lasalle -a la vista de que los detenidos no son altos cargos de su partido- ha dicho para escabullirse del lío que si lo fueran, serían “yugulados en términos políticos”. ¿A Lasalle le parecen los detenidos de tercera o cuarta división orgánica? ¡Caramba! ¿Personas muy próximas a José María Aznar y a su yernísimo, aunque ambos hagan ahora de Pedro y nieguen conocerlos o se dediquen a ningunearlos, le parecen a Lasalle insignificantes? ¿Cree que, de haber sido actores secundarios o anecdóticos, se habría levantado la tempestad mediática que se ha producido en toda España?

Berlusconi

En el libro Los PPijos, publicado en 1994, los autores recogen esta opinión de un destacado político del PP en torno a Alejandro Agag: “Cuidado con Alejandro, que no se puede ser tan joven y ganar tanto dinero y tener los contactos que tiene (?) lo normal es que se cometan errores y te conviertas en un Berlusconi. Y eso es muy peligroso”. Inmediatamente a esta frase, se añade esta otra: “No son pocos los que piensan que Agag es una bomba de relojería dentro del partido”.

Maloliente historia

¿Ha estallado o está a punto de estallar la bomba Agag? ¿Puede salir mal parado de esta maloliente historia el mismísimo Aznar? ¿Cabe pensar que, dividido y acosado el PP por el fantasma de la corrupción, por los negocios ilícitos, por las películas de espías y por la extrema debilidad de sus dirigentes, saldrá indemne de todas estas circunstancias adversas? No hay nadie en sus casillas que pueda pronosticar algo más que el hundimiento de un PP que, en todo caso, necesita para resucitar el enojoso trámite de antes morir.

*Director de El Plural

Enric Sopena*

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