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La alarma de la carne

José H. Chela / José H. Chela

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Como siempre los actores políticos y empresariales aprovechan la mínima para lanzar una alarma que el personal se la traga sin mayores reflexiones.

La realidad no es tan simple. O nadie se molesta en demostrarnos que lo sea. El Gobierno, que asegura luchar denodadamente contra el alza del IPC, en lugar de acudir a las instancias europeas para que nos trate de manera excepcional (si esos bistecs encierran un peligro serán un riesgo para todos, canarios, franceses o italianos), debiera dirigirse a los importadores, a los comerciantes y averiguar de qué modo, realmente, incide en los costos finales la imposibilidad de hacerse con carne brasileña. Por ejemplo, sabiendo, exactamente, cuántas toneladas de bovino de las que se venden en el Archipiélago proceden del país de las garotas y la samba. ¿O va a resultar ahora que, sin saberlo, cada vez que nos mandábamos una parrillada todo el material era brasileirinho?... No me fastidien.

Ciertamente el 55% de la carne que se importaba hasta ayer en España procedía de Brasil. Pero, hay mercados alternativos: Argentina y Uruguay, sin ir más lejos. Y la Europa del Este sigue basando su economía principalmente en el sector primario. La cabaña de Polonia, la República Checa y Hungría supone, ahora mismo, el 75%, de la ganadería europea. Cuando en estas ínsulas había puertos francos, nos mandábamos unos conejos ?que parecían cabritos por el tamaño- procedentes de las granjas polacas. Y unos corderos chinos verdaderamente estupendos. Pero, estamos en otros tiempos. Tiempos comunitarios en los que existe un programa llamado POSEI destinado a las regiones ultraperiféricas que se enfrentan a situaciones puntuales como esta. Parte de los dineros de ese programa son para mantener el sector primario y, la otra, va a parar al REA cuyo fin es evitar que los isleños paguen precios desaforados por materias de primera necesidad. Como la carne, sin ir más lejos. El REA nunca ha funcionado. Los empresarios, los importadores han sido hasta hoy los únicos beneficiarios del sistema. Y, en cuanto existe una excusa, como la del freno a la importación cárnica brasileña, para dar una vuelta de tuerca más a la jodida cesta de la compra, pues se la dan da y santas pascuas. El Gobierno, cómplice, se limitará a decir que Bruselas no ha escuchado sus sollozos.

José H. Chela

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