Espacio de opinión de Canarias Ahora
Benefactores, beneficiados y perjudicados
Durante las tres últimas décadas la política canaria ha estado dominada fundamentalmente por Coalición Canaria. Eso sí, con sus muletas sucesivas del PP o del PSOE, a los que en los últimos tiempos se ha sumado la Agrupación del señor Curbelo.
En distinta medida, los tres partidos políticos son corresponsables de los escasos éxitos de nuestra sociedad, pero también de los múltiples fracasos y sucesivas promesas electorales incumplidas reiteradamente.
Canarias es uno de los lugares del Estado donde mayor cantidad de personas han tenido que presentarse ante los tribunales por casos de corrupción. Tal es así que términos jurídicos como prevaricación, tráfico de influencias o malversación de fondos públicos, que antes pertenecían al argot de la jurisprudencia, se han convertido hoy en vocablos de uso frecuente en nuestras islas.
En Canarias no sabemos dónde comienza la política y dónde terminan los negocios, dada la estrecha relación entre personas de ambos mundos.
Existe un sector de la política que beneficia a un pequeño número de empresarios del mundo de la hostelería, de la industria o de las obras públicas. Un reducido grupo de empresarios que realiza negocios sin riesgos, con el respaldo asegurado del dinero público. Benefactores y beneficiados, que intercambian sus papeles en esta representación y con lo que se trafica es con el dinero de nuestros impuestos. Todos ellos disparando con pólvora ajena y gritando “que siga la fiesta”.
Y, mientras esto ocurre, sin una fiscalidad donde paguen más los que más tienen y la riqueza se redistribuya, la mayoría social es la gran perjudicada.
No se destinan suficientes inversiones en sanidad, en educación, dependencia, movilidad sostenible, cuidado medioambiental, lucha contra la violencia de género. La desigual distribución de nuestra riqueza y la inacción del Gobierno canario en los asuntos que conciernen a la mayoría de la población canaria traen consigo que persistan las altas cifras de paro, de salarios de miseria, de contratos precarios.
En definitiva, de pobreza y exclusión social.
Como ejemplos de estas políticas antisociales, podemos citar las ya crónicas listas de espera de nuestra sanidad, que no resuelve el señor Baltar, mientras se protege el negocio privado de la salud del señor Cobiella y otros; o el incumplimiento flagrante de las promesas electorales y de la propia Ley Canaria de Educación en materia de inversión mientras se beneficia el negocio privado de la educación; un transporte público ineficaz y unos atascos diarios en nuestras carreteras, que atentan contra nuestra salud, nuestra economía y nuestro tiempo.
El continuo deterioro medioambiental y la nula preocupación por la inversión en materia de investigación y desarrollo es cada vez más patente.
Un ejemplo lo hemos visto estos días. Se firman acuerdos con empresas privadas como el Loro Parque, en una inaudita transferencia de dinero a una empresa privada, haciendo caso omiso de los procedimientos normales en la financiación de la ciencia.
Las interminables, y en muchos casos innecesarias, obras públicas son otro ejemplo. Sus sobrecostes superan todos los límites, incluidos los legales, llegando a duplicarse en algunos casos.
La población canaria, afectada por estas políticas, suele ser muy crítica con esta situación en las tertulias familiares o entre amigos, en el trabajo, en la plaza o en el bar. Sin embargo, sufre una continua sangría en la pérdida de sus derechos y, sin duda, tiene que pasar de las lamentaciones a un posicionamiento activo frente a estos atropellos.
Ello exige que nos organicemos, que hagamos pedagogía con nuestros convecinos, que dejemos a un lado las quejas y empecemos a plantear propuestas y exigencias, y que la ciudadanía apueste por el activismo social, por la defensa de lo público, por la conquista de los derechos de la mayoría social.
La piedra ya la hemos arrojado al charco, la onda multiplicadora está en marcha. Tenemos que sumar mayorías suficientes para desalojar a Coalición Canaria de las instituciones en mayo de 2019. Hay que romper este círculo vicioso de benefactores y beneficiados de la política canaria.
Hay que darle la vuelta a la tortilla, para que la gran mayoría social deje de ser la eterna perjudicada.
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