Un beso menos

- En España se dan dos besos –explicó el conductor del espacio que se había quedado con los morritos dispuestos. Y es verdad…, menos aquí. Es otra de las peculiaridades isleñas, aunque ésta no se la haya apropiado el nacionalismo como especificidad. Una hora menos y un beso menos en Canarias. Quizá sea porque somos más tímidos. O menos efusivos. No sé. Pero, se podría crear un eslogan bonito, identitario y hasta turístico acaso: un beso canario vale por dos. Pero, entonces, igual llegaba López Aguilar y lo mismo que quiere ponernos una hora por delante del resto de la nación en sanidad, en educación, en cultura y en fin, se le ocurría anunciar que, si llega a presidente, impulsará que el isleño, para diferenciarse, pero en plan generoso y positivo, dará tres o cuatro besos, en vez de uno, cuando salude al personal. Esto de los ósculos no es tan coña como parece. Indica, por ejemplo, lo poco que nos conocen los líderes nacionales de los partidos cuando vienen aquí a apoyar a sus candidatos. Ven en el mitin, en primera fila, a la señora toda alborozada, toda seguidora, toda simpatizante y, zas, le plantan dos besazos en ambas mejillas antes de que la doña pueda reaccionar, para lo cual han tenido que zarandear a la dama que no está acostumbrada a tales efusiones. También es verdad que son ellas las que se lo buscan, por noveleras y por querer palpar las barbas de don Mariano Rajoy, un suponer. Los líderes son muy besucones cuando están en campaña, aunque la campaña no se la hayan tomado como unas primarias. Eso acaba de declarar a los medios el presidente del PP, lo cual no se entiende demasiado cuando el hombre se pasa todos los discursos hablando de problemas y asuntos estatales que, en muchos casos, a la ama de casa que acaba de besar le importan un huevo y la yema de media docena de otros que se están poniendo por las nubes, si me dejan que les cuente. Total que yo soy partidario de un beso solamente, pero no por nada en especial, sino porque es lo que se ha hecho siempre en estos lares. O sea y como diría uno que yo me sé: un beso menos…, porque somos de aquí. Hala.

José H. Chela