Aquello acabó con la victoria de Zapatero porque Soria, sin el Gobierno central detrás, poco podía ofrecer a la comandita. Pero no perdió el macho las mañas ni Mauricio la capacidad maniobrera. Así, vuelven a acercarse para sumar algo entre los dos y ver si escapan. Por eso coinciden en la condena de las quejas contra la sustitución arbitraria en el Pérez Galdós de Luisa del Rosario por Teresa Cruz, la esposa de Larry Álvarez.Ciertamente es pueblerino. Pero en lo que tiene el atropello de alcaldada caciquil. No menos cierto es que, visto deprisa, parece episodio de poca importancia; pero, si se fijan, no puede restarse trascendencia al hecho de privar a una persona del trabajo conseguido tras superar una selección en la que se valoraron sus méritos curriculares. Es decir: pusieron por delante de los méritos profesionales los conyugales, parentales y amicales. No creo que sea un buen mensaje para quienes ahora mismo se están formando.Pero lo peor, lo significativo, es que no se trata de un caso aislado. La trayectoria del macho está cuajada de este tipo de abusos para colocar a su clientela. El caso de Luisa del Rosario es el que más ha trascendido; pero hay otros muchos en que los afectados callaron por considerar peligroso hablar.En defensa de Soria (y de Luzardo) se ha apelado a la lógica de que el PP coloque a su gente. Nadie la niega; pero en cargos políticos de confianza, no en puestos de gestión profesional y técnica; menos si media algún tipo de selección. No diferenciar es tan malo como ver en lo del Pérez Galdós una simple anécdota. Si no, que pregunten a los jóvenes que, a pesar de sus resultados académicos y sus currículos, han sido rechazados por falta de padrinos y han tenido que irse de la isla. No les dan cancha en un mandarinato que no busca a los mejores sino a los allegados, aunque sea en perjuicio de la gestión. En ese marco de referencia debe colocarse el caso de Luisa del Rosario; como nueva muestra de una concepción perversa y socialmente dañina del poder y de la gestión pública. Si lo piensan, verán que al calificar de “pueblerino” y “cotilla” el atropello comentado, Soria y Mauricio reivindican, en realidad, su derecho a la cacicada, al abuso y al nepotismo descarado. Es su manera de entender el poder y para mantener ese estado de cosas vuelven a pedirnos el voto en mayo. Deben creernos masoquistas o idiotas. Ustedes dirán si lo somos.