Un César para un pueblo por Roberto Miño Reig

¿Es digno el paso por la puerta de atrás de quien ha representado una ilusión? Aquel que en ocho años ha multiplicado el pan y lo quiere seguir multiplicando en la tierra que lo crió. ¿Es digno el arrodillamiento de aquel que ha sido referencia de construcción de una metrópoli?

En estos casos no hay demagogia barata y desprestigiadora que pueda hacer caer a un Cesar de la política. Un Cesar que siempre ha reconocido a su oposición incluso para que sea la referencia de su propia imagen. Un Cesar que llenó a su Comunidad de oportunidades y que quiere seguir andando pero no le dejan. Un Cesar que es tan grande que hasta sus compañeros hace temer por su liderazgo, que seguro que continuará.

Sinceramente no veo cual es el problema. No se cual es la causa de la lucha contra un amigo en su propia casa, No lo sé. Quizá la envidia, pueda ser. Que paganos todos los envidiosos que no son capaces de analizar mentes y capacidades. Que paganos todos aquellos que no son capaces de luchar por una sabia nueva. Por una regeneración de valores necesaria, por una idea de España plural, y que se reducen al continuismo y servilismo de un ya bufón de la política, Mariano, que ha dicho ser la visión de nosotros los ciegos, de ojos abiertos. De unos ciegos obligados, arrodillados por su forma y decisión y no por su verdadera voluntad. Por ello cambio hacia un Cesar llamado Alberto, que no es punto final, que hasta en la indigencia tendrá una casa, la de su España, que por mi parte siempre lo esperará.

Roberto Miño Reig