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La conspiración contra el Mencey
¡Uy! Exclamó el Mencey, qué terrible debe ser que conspiren contra ti. La radio continuó su noticiario. “En internacional destacamos que el Secretario de Estado del Vaticano denunció ayer una campaña difamatoria contra la Santa Sede. Se trataría de una conspiración de la prensa italiana contra el Vaticano. Sin embargo, desde el diario La República se acusa al gobierno de Silvio Berlusconi y al Vaticano de haber montado una conspiración contra el periodista Dino Boffo, que fue obligado a dimitir de su cargo de director del Diario Awenire, propiedad de los obispos, después de publicarse en un periódico de la familia Berlusconi que Boffo era homosexual”.
El Mencey salió de casa pensando en las conspiraciones contra Zapatero y contra Benedicto XVI. Las fuerzas del mal siempre conspiran contra los grandes hombres de Estado. Hasta hacía unos meses había un periódico que conspiraba contra el Vicemencey, pero parece que ya no existía esa conspiración y los del periódico se habían hecho buenos, y convirtieron al canalla del Vicemencey en un héroe.
Con esas meditaciones mañaneras el Mencey se subió al helicóptero. Hacía un tiempo infernal. En una isla donde los cielos suelen fastidiar a los pasajeros de avión es lógico que también sufran los que van en helicóptero. Pero el Mencey no pensaba en cosas lógicas, sólo recordaba las palabras de Blanco sobre la conspiración contra Zapatero y la crónica del Vaticano donde conspiraban contra el Papa. Por eso se empezó a poner nervioso. El helicóptero salió con retraso. Cuando llegó a la otra isla también había problemas para aterrizar. Ya está. Problemas al despegar, problemas al aterrizar. Aquí hay una conspiración.
Por eso cuando el Mencey se reunió con los directores de los medios les habló de la conspiración en Bananaria. Los controladores aéreos quieren destruirme, quieren frenar mi agenda, quieren evitar que llegue a tiempo para hacerme unas fotos cortando una cinta en un colegio, poniendo una piedra en un solar, comiendo un quesito en un mercadillo, rezando a la patrona y pidiendo una reforma laboral favorable a los patrones. Hay una gran conspiración de los controladores aéreos contra el Mencey.
Algunos periódicos recogieron las palabras del Mencey. Otros vieron que estaba haciendo el ridículo y ni las publicaron para proteger su imagen. La teoría de la conspiración duró exactamente seis horas. El tiempo transcurrido entre la llegada de los periódicos a los quioscos y la publicación de un comunicado de los conspiradores, perdón, de los controladores. El helicóptero del Mencey pretendía aterrizar disfrazado de ambulancia. Quería tener la preferencia que tienen las aeronaves de emergencias que van a apagar fuegos o que trasladan a moribundos. Pero una cosa es un gobierno que agoniza y otra un presidente que va a cortar una cinta inaugural a un colegio. No había conspiración contra el Mencey. Lo lógico hubiera sido una manifestación en la calle del pueblo, descojonado de la risa, con una pancarta que pusiera “Ja,ja,ja, contra el Mencey quiero conspirar”. Pero un pueblo con un 30% de paro que tiene que pagar los viajes en helicóptero no está para reirle las gracias al Presidente.
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Juan GarcÃa Luján
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