Los crímenes del franquismo

El trasfondo de este asunto es el falseamiento de la verdad de la guerra civil y de la dictadura. Empezaron los mistificadores cargando la responsabilidad de la contienda a los vencidos y soslayando que Franco se alzó contra la legalidad constitucional. Porque fue él quien se rebeló, si bien envió al paredón (como reos de rebelión, qué cosa) a los fieles a la legitimidad republicana que se le pusieron a tiro, dicho sea en su estricta literalidad.

Al propio tiempo, equipararon a las víctimas de los dos bandos. Obviando que si los muertos del franquismo fueron honrados en todo momento, a las familias de los vencidos se les negó hasta el consuelo de saber a qué fosa común, pozo o sima fueron a parar sus deudos. Con el añadido de que buena parte de las víctimas del franquismo lo fueron una vez concluida la guerra, pues Franco continuó asesinando en serie y firmó sentencias de muerte hasta poco antes de que lo entubaran.

El resultado del falseamiento por parte de ciertos “historiadores” es que las nuevas generaciones poco o nada saben de aquello. Por eso la ley de Memoria Histórica (y si me apuran la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que hace hincapié en los valores de convivencia atropellados por el fascismo), provocó la histeria del “franquismo sociológico” encriptado en sectores del PP y de la hipócrita jerarquía eclesiástica. Ésta se opone, cristianamente of course, a la memoria histórica de los vencidos pero ejerce la suya al anunciar la beatificación de otros quinientos de sus muertos; entre los que no figuran, faltaría más, los curas fusilados por Franco. Eso es lo que hay.

La iniciativa de Garzón pretende que los crímenes franquistas sean considerados “contra la humanidad”. El fiscal Zaragoza, reducirlos a delitos comunes y escamotear (“privatizar”, por así decir) las responsabilidades institucionales de los gobiernos de Franco y de las altas jerarquías militares, eclesiásticas y judiciales cómplices de la dictadura. Lo de Garzón no prosperará, seguramente, pero ha dado nuevos elementos de juicio para detectar mistificaciones.