Crisis económica y PSC

Esa pregunta sólo puede ser contestada por ese reputado economista y mejor actor que es el propio Greenspan. No obstante, ni él mismo podrá negar que llegamos a esta crisis siguiendo sus recomendaciones, dictámenes y previsiones, que los distintos bancos centrales de todo el mundo aplicaron los principios económicos de su escuela, para conducirnos por un estrecho sendero que debería hacer crediticiamente factible el especulativo crecimiento inmobiliario que se estaba produciendo a escala global. Y que prestaron todo lo que se les pedía, convencidos de obtener ganancias pasara lo que pasara. Ahora, de repente, resulta ser que muchos perciben que lo que tienen, no vale tanto como esperaban, pero no podrán alegar que desconocían el tan anunciado pinchazo de la burbuja.

En estos días parece ineludible relacionar el bienestar colectivo con la situación económica. Sin embargo, no era así hace muy poco tiempo, cuando las cosas iban algo mejor, porque mientras la gran burbuja era vox pópuli y la demanda crecía alegremente gestando la crisis, nadie se preocupó de las debilidades y los riesgos que comporta ese tipo de crecimiento. Por eso creo que la crisis nos la hemos ganado a pulso, porque es tan normal la cautela de los mercados como que después de la larga racha especulativa haya un frenazo en la loca carrera de beneficios y mal hacer. El precio del petróleo y la inflación se han encargado de cerrar definitivamente la senda y habrá que desandar un trecho para encontrar de nuevo la buena orientación. No será fácil y aquí, que nos hemos excedido, será un poco menos fácil.

Evidentemente, no son igual de culpables quienes se dedicaron a tirar de tarjeta que quienes continuaron proporcionando crédito hipotecario en la esperanza de multiplicar sus dividendos con una crisis más pequeñita. Pero según cuentan, “la crisis” no ha hecho sino empezar y la medida la están dando las sucesivas quiebras y el tambaleo de inmobiliarias y bancos de los más grandes del mundo. La verdad es que no me dan mucha pena, menos aún, pensando que lo ganado especulativamente no volverá y que la suya (su pena) la pagaremos ahora entre todos.

Pese a discursos grandilocuentes (¡España va bien! y similares) la economía es cosa de todos -cuando va bien y cuando va mal- y aunque ahora medio mundo mire a Papá-Estado, Papá-Estado es chiquitito para estas cosas. La magnitud de los presupuestos es ridícula ante la crisis, pero las cosas que Papá-Estado puede hacer siempre acaban siendo vitales. Cuando desparece la oferta de empleo, el gasto y la inversión del Estado son una bendición. Por eso el PSC-PSOE debe exigir al Gobierno de Canarias, en especial al neopactista Paulino Rivero, que no se resista más a poner en marcha la Ley de Dependencia, porque igual que el resto de las políticas sociales, forma parte de los nuevos yacimientos de empleo de los que tanto se habla, y en este caso tiene potencial suficiente para constituirse en una de las mayores y mejores fuentes de empleo de toda Canarias.

Es evidente que economía y sociedad van de la mano cuando hay crisis y que ahora “la crisis” es como el tiempo, que sirve para entablar conversación con cualquier desconocido. Pero, ¿qué pasaba antes, hace unos meses o un par de años? Ya sabemos que “lo nuestro” va bien. ¿Y lo que no es de ellos, cómo va? Los canarios somos un pueblo absolutamente tolerante que en los últimos 40 años hemos visto cómo se producía ante nuestros ojos un fenómeno de crecimiento económico sostenido de primera magnitud, sin demasiados parangones en el mundo mundial del banco de Alan Greenspan.

Mientras batíamos todos los récords de crecimiento (legal y sumergido), hemos permitido que recursos fundamentales de nuestra economía se hayan convertido en objeto de especulación, monopolio y dinero fácil, cuando no de desidia por parte de las administraciones públicas, hasta llegar a sangrantes e indecentes ratios de carestía de vida, pobreza, listas de espera, o fracaso escolar, parece estar claro que REF, RIC, RUP, REA, ZEC y todo lo demás pueden servir para hacer un buen rap. ¿Pero han sido productivos para la sociedad, o sólo para una parte?

Pongamos un ejemplo reciente que estos días anuncian en la tele, el nuevo Plan de Vivienda: un kilito de los de antes para quienes pongan en alquiler una vivienda que, en la mayor parte de los casos, habrá sido construida con fondos de la RIC (impuestos que los empresarios se ahorran con sólo invertirlos) y les damos 6.000 euros de impuestos, de los que se pagan con la nómina. Pues me parece un disparate, no creo que tenga ningún sentido. Y eso que les daría más, y de mil amores, para energías limpias, una fábrica de nano-robots, o de bicicletas para África, por ejemplo. Pero para eso, ¡ni hablar! ¡Es un insulto!

¿Y el Congreso del PSC-PSOE? ¿Considerarán los socialistas que ha llegado el momento de abordar estas cuestiones? ¿Se iniciará un proceso de reflexión que permita, con todas las cautelas del mundo mundial de Alan Greenspan, reorientar estos mecanismos para hacerlos más solidarios y productivos? Por ejemplo, para reconvertir la planta hotelera obligando a retirar plazas obsoletas del mercado antes de poder hacer otras nuevas, abordar la nueva economía... Evidentemente, hay que conseguir que nuestros capitales locales superen la crisis, incluso que crezcan en estas circunstancias produciendo más y mejor, pero cambiando el chip definitivamente, por favor.

Premiar o castigar la incompetencia es el particular ser o no ser de nuestra economía; Juan Fernando, creo que deberías llamar a Pedro Solbes, Miguel Sebastián y Cristina Garmendia. Canarias y el PSC-PSOE los necesitan. Ah!, y al de Costas. Los socialistas canarios podemos ofrecer un futuro mejor.

Justo Méndez Viejo