Espacio de opinión de Canarias Ahora
Desnudarse en cada ventanilla
No llegar a fin de mes e intentar disimularlo es una triste tendencia. Es conocido que la sociedad nos impone una serie de presiones que debemos asumir para alcanzar durante el mayor tiempo posible el supuesto estado de felicidad. No es solo tener una casa, un coche, vestimenta y otros bienes que siempre se adquieren con dinero, también se nos impone vivir experiencias: restaurantes a los que acudir, lugares que visitar, deportes que practicar, festejos que no nos podemos perder… Vivencias para las que también hace falta dinero. El inconformismo y la idea de que sin consumir no existe felicidad no es nueva, pero ahora nos llega a toda velocidad a través de fotos con frases motivadoras en las redes sociales. Se trata de imágenes que se intensifican en estas fechas de consumismo masivo. No es de extrañar que a más de una persona le entristezca la Navidad, muchas veces por miedo de no ser tan feliz como las personas que se aprecian en esas imágenes.
Cuando pensamos en pobreza, muchas veces nos vienen a la cabeza imágenes de personas durmiendo en la calle. Los medios de comunicación caemos constantemente en la tentación de ilustrar la exclusión social con fotos que reflejan la situación de estas personas, y aunque es cierto que una parte de esta realidad la viven las personas sin hogar, hay otros miles y miles que corren riesgo de pobreza y exclusión y ni siquiera lo saben o tienen esa percepción.
Hacer malabares para pagar el alquiler (si es que has podido independizarte), afrontar la letra del coche y la gasolina (ya que el transporte público en estas islas no es accesible a todo el mundo) o llenar la nevera con comida saludable (si es que el ritmo de vida lo permite) no es tarea fácil para un ciudadano o una ciudadana con los sueldos medios actuales. Es teniendo en cuenta estos factores, cómo se hace creíble que un 30% de la población canaria se encuentre en riesgo de pobreza y exclusión social. Según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2018, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 36% de la ciudadanía no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos y el 34,2% no puede permitirse ir de vacaciones una semana al año. Con estos datos, ¿cómo se pueden cumplir con las expectativas que impone la sociedad?
El Gobierno de Canarias está estudiando la manera de implantar una renta ciudadana que mejore la actual Prestación Canaria de Inserción (PCI). De todas las medidas que la Consejería de Derechos Sociales está escuchando de otras comunidades autónomas con experiencias en este sentido como Navarra o Euskadi sería conveniente que se hiciera hincapié en que el nuevo sistema no cuente con tanta burocracia. En Canarias, la actual prestación de inserción la solicitan menos personas de las que tienen derecho. Lo mismo ocurre con otras ayudas.
Y es que, cada vez que una persona quiere solicitar una mínima ayuda (para estudiar, para el fomento del empleo, para pagar una vivienda… ) debe desnudarse ventanilla a ventanilla, contar su caso una y otra vez, y demostrar lo pobre que es, los pocos recursos de los que dispone o justificar hasta la mínima que “merece” ese dinero. Un sinfín de documentos, muchas veces difíciles de descifrar o con plazos imposibles de cumplir que hacen pensar que su único fin es desaminar. La ciudadanía ya tiene bastante sufrimiento lidiando con las presiones y luchando por salir adelante, por ello, sería imprescindible que no se pongan más trabas de este tipo.
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