Despecho 'psocialista'

Un Evangelio intermitente, por cierto. Se la montaron a Felipe con el aborto y demás y volvieron a formársela a Zapatero por lo mismo. En medio, dos legislaturas de Aznar, al que no incomodaron para nada por seguir aplicando la legislación que tanto les ofendía, ni por negociar con ETA con un obispo de amigable componedor.

Los defensores de la CCE denuncian la intolerancia de quienes la critican. No creo que en esta materia les quede a los obispos algo por aprender. Encima los presentan como perseguidos, madre, al disentir de la “verdad oficial”; que así llaman desdeñosamente a las leyes emanadas de un Parlamento salido de las urnas. Es paradójico que abominen de los regímenes islámicos que ponen el Corán por encima de todo y dan a sus clérigos la última palabra, al tiempo que propugnan aquí más o menos lo mismo, pero en católico. Cosas de la religión verdadera.

Están los obispos donde siempre; con la derecha reaccionaria española. El Vaticano II y el cardenal Tarancón fueron espejismos. No hay sorpresa alguna. Pero sí cabreo; no con los obispos (que están donde siempre, ya digo) sino con José Blanco, secretario de Organización del PSOE. No cabe su amenaza de que se van a enterar si vuelve a ganar el PSOE. Refleja su despecho (y el del Gobierno) porque no les ha servido la mejora sustancial de la financiación pública de la Iglesia y el olvido del compromiso de autofinanciación; sin contar la Educación para la Ciudadanía, ni los gorros de Fernández de la Vega cuando va al Vaticano de canonizaciones.

Blanco demostró que el PSOE no tiene proyecto para la separación Iglesia-Estado. Los obispos condenan el laicismo que acabaría con sus privilegios y los psocialistas no les nombran la bicha para no alterar a tan inflamables eminencias. Sacó Blanco los pies del tiesto no a partir de un proyecto sino a impulsos del coraje de haber hecho el canelo.

El 9-M veremos cómo acaba. No creo que haya novedad, pues, aunque gane el PSOE, no pueden romperse los compromisos de gobierno recién adquiridos (o renovados al alza) por una rabieta electorera, que de eso se trata.