Espacio de opinión de Canarias Ahora
Después del quince, el dieciséis
La inquina, vocablo molesto de pronunciar, es lo que viene definido por aversión, mala voluntad. Podría pensar el aventajado lector que quién escribe tiene el mentado vocablo dirigido a determinado grupo político pero, quiá, nada más lejos de la verdad.
Este glorioso partido de doble sigla y ave voladora en su escudo tiene tantos y tantos militantes y cargos públicos que, para hablar de ellos, habría que ponerse en pie como señal de respeto.
Evidentemente, hacia aquellos que son muestras inequívocas de honradez en el manejo de la cosa pública y que, según dicen, seguramente con total acierto, son mayoría multitudinaria.
Nadie, no obstante, podrá negar la evidencia de que en sus filas, prietas por cierto, hay elementos de la estirpe humana que más valiera echarles de comer aparte. Las canongías, empleos de poco trabajo y mucho provecho, están apalancadas en la llamada cúpula del poder, tal cual la sixtina capilla y el colegio cardenalicio. Y francamente, veinte años en el machito, llevando las riendas del dinero, llevan al éxodo patético de montañas de euros a la Suiza neutral, que ni es santo varón ni hembra genuina.
El Sr. cuyo apellido se niega a pronunciar el Sr. Presidente del gobierno de España y sus espectaculares corifeos, especialmente la Sra. que perdió el hilo del discurso con aquello de pagos diferidos y majaderías varias, ha comenzado a disparar con gentil puntería los envenenados dardos contra el PP, su propio partido,- tal y como indican las siglas-. Y vaya que no llevan veneno. Estaba previsto.
Esta ciudadanía nuestra es un ejemplo inconmensurable de cuán flexible es el punto rojo de la paciencia. Nos aprietan por todos lados, nos sangran como dóciles corderos en el matadero, y la capacidad de no enviar a las aguas de hedionda fetidez a estos lagartos, prontosaurios dinerarios, sigue estirándose elásticamente sin que se atisbe una rebelión social.
No seré yo quién atice estos rescoldos y avive el fuego y despierte. Pero es deber ciudadano dar cauce de expresión a tantos que ya ni hablan por temor, entre otros, de perder el mordisco de pan que se han llevado a la boca. No sea que ocurra lo que la fábula del zorro, el queso y la luna.
Probablemente, llevados del misericordioso, “déjame como estaba, virgencita” nada hay mal que no sea susceptible de empeorar. Y aquí tenemos a próceres cuyas bocas están deformadas de tanto chupar de la teta del estado. Su palatino velo se ha ensanchado y da cabida a incesantes ríos de leche. Su mayestático porte, y andares equinos, con crines doblados por la cérvix intentan emitir el mensaje de poder, de autoridad, de “aquinopasanada”.
El tropel de gentes exhalando fétidos comentarios acerca de la situación que vivimos en esta España nuestra no parece tener fin. Y sin embargo, aumenta la elasticidad de la silenciosa resistencia ciudadana y diverge cada vez más de la casta gobernante empecinada en demostrar honestidad, que no habría razón de exponerla salvo que se la esté mancillando constantemente.
Debemos recordar que el límite de la resistencia a la autoridad puede estar llegando al punto de la ruptura y que no se puede seguir obedeciendo órdenes que están sangrando a todo un país. Desde bomberos que se niegan a colaborar en el desahucio a policías que no quieren cumplir órdenes que contrarían su compromiso moral y ético, el abanico tiende a ampliarse.
Empieza a resquebrajarse la obediencia a la autoridad. Y es este un signo inequívoco de que hay vida en nuestra sociedad, que el “basta ya” abandona su cómoda cueva para estar dispuesto a perder el pan por luchar contra las injustas órdenes. Que buen vasallo si tuviere mejor señor.
Hoy es un día especial para abrazarse a la memoria de Stephane Hessel, este hombre universal que luchó contra la injusticia y armó moralmente a la sociedad. Inspiró con su vida ejemplar que el miedo hay que arrinconarlo y desatar la pasión por la Justicia. Prendido en el recuerdo se lleva los mejores aromas del vino envejecido en lo bueno.
La indignación debe ir seguida de compromiso.
Asuma cada cual el papel que con el que mejor sirve a la sociedad. Hay que erradicar de las cúpulas de poder a tantos elementos corruptos. Las oscuras fuerzas de la perversión no pueden ni deben llevarnos al abismo; sin educación ni ciencia estamos condenados a una deplorable sociedad de servicios, anencefálica, sin capacidad de reacción. Un mundo asimétrico. ¿Quién dijo que la esclavitud había sido abolida?
Debemos negarnos a que empobrezcan intelectualmente nuestra sociedad y hay que empezar ya. Después de mayo viene junio, después del quince el dieciséis.
La lucha por la Libertad y Justicia es diaria, no admite tregua.
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