Don Mariano tiene un grave problema

Si a D. Mariano le falla el pulso, pierde transitoriamente la memoria se ensimisma, y desvaría en sus respuestas; es lógico que sus asesores estén preocupadísimos con su salud mental. Cabría pensar que como buen gallego, y careciendo de una respuesta clarificadora, saliese por peteneras; pero no. Don Mariano estaba en esos momentos en el “Limbo” ese vacío lugar, en el que ya ni la iglesia cree. Y eso es grave, en un político que aspira gobernar a más de cuarenta y seis millones de españoles, cuándo su estado mental, no le da ni para gestionar la comunidad de vecinos de los apartamento donde reside su padre, en ese rincón tan emblemático del municipio de Mogán, que tutela un gran amigo de su hijo Mariano. Nuestro afamado Paquirrín, que sin seguir sus consejos, ni estudiar más, ni saber más, es el Alcalde con más salero que su amigo Soria sienta en la mesa del próximo banquete del veintidós de mayo.

Gracias que los españoles tenemos más moral que el alcoyano, pues de lo contrario, no podríamos dormir tranquilos, sabiendo lo que nos pudiera lanzar la gaviota que sobrevuela el inmenso azul patrio. Sólo nos queda la esperanza, que aún tenemos por delante dieciocho meses largos, en los que se pudiera dar un vuelco a los hoy, triunfales paseos del Partido Popular, que en honor a la verdad, nada nos ofrece, pues desgraciadamente no existen otras alternativas al brutal empuje del depredador neoliberalismo que engulle a la falaz panacea de un mundo globalizado.

Antonio Ortega Santana