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¿Por dónde echarán ahora las romerías?

José A. Alemán / José A. Alemán

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El mismo Ruano exculpó a Soria de los salmones minutos después de que Antonio Castro Feliciano, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), se quejara de las injerencias políticas en el trabajo judicial. Y debió advertir el desliz, el muy consejero, porque hace unos días reunió a los jueces en un hotel de Lanzarote al que, mecachis, le han sido anuladas judicialmente sus licencias. Ignorar la sentencia fue su manera de demostrar que él no se entromete en las tareas de la Justicia. Bueno, digo yo que sería eso porque los hay peor pensados diciendo por ahí que entre los jueces presentes estaba el anulador al que se le impuso un careo con su “víctima”.

Luego está Domingo Berriel, madre. Ante el sonado cese/dimisión de Faustino García Márquez, proclamó inaceptable que un técnico se imponga al Gobierno. Idea que comparte el propio García Márquez que por eso se mandó a mudar. Y como no hay una sin dos, Paulino fundamentó la ley de Medidas Urgentes en la necesidad de darle de comer a los canarios. Tiempo ha, oye, que no oía yo justificar el urbanicidio en función del empleo que genera. “Trabajo p'al pueblo” alegaban los alcaldes de la ruralidad antes de calzar por el entorno. Había caído en desuso el eslogan a la vista de sus consecuencias destructivas, pero Paulino lo ha recuperado. Donde hubo siempre queda.

Debió añadir, Paulino, la lista de los canarios que comerán y de paso tranquilizarnos. Porque no sé yo por donde echarán las romerías cuando esté todo construido. Imagino que siempre podrá Willy García encargarle a algún amigo el diseño en play station de las ofrendas a las vírgenes patronas de productos de la tierra tan virtuales como las vacas de las carretas, que, lo admito, no se cagan en la calle delante de los niños. El nada recatado plás, plás de las desmesuradas bostas contra el pavimento, ya saben, puede herir la sensibilidad de los guayetes disfrazados de típicos en la acera al paso y alienados por la publicidad de Danone; ésa que llama discretamente “tránsito” al proceso intestinal de cuantiosas resultas en el vacuno desinhibido. No hay mal que por bien no venga.

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