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La energía de este país
De todos es conocido el proceso por el que la Empresa Nacional de Electricidad (Endesa), de titularidad pública española, pasó a ser propiedad del estado italiano. A finales de los años ochenta, Felipe González puso en el mercado una cuarta parte de la empresa. A finales de los noventa José María Aznar la vendió en su totalidad y situó al frente de ella a su amigo Manuel Pizarro, más tarde importante figura del PP. En 2006, la alemana E.ON planteó una OPA a la compañía y entró en liza Gas Natural para controlarla. Era imposible aceptar que una empresa catalana tuviera tanto poder y entonces se propició, entre 2007 y 2008, que Acciona y la estatal italiana Enel se hicieran con ella. Finalmente, tras desencuentros con la familia Entrecanales, debilitada por la incapacidad de Zapatero de reconducir la situación, es Enel quién se queda con la compañía. Una empresa pública española que controla un sector estratégico pasa en muy poco tiempo a ser privada primero y de nuevo pública después, pero propiedad de un país extranjero. En medio de todo esto su consejo de administración se va poblando de expresidentes de gobierno y exministros españoles, como José María Aznar, su privatizador, Martín Villa, Miguel Roca, Luis de Guindos, Joan Majó, Elena Salgado…
Un espectáculo bochornoso que se remata estos días con una propuesta de reparto de dividendos de Endesa de más de 15.000 millones de euros y de la venta de un 10% de sus acciones, lo que le reportará un ingreso de más de 32.000 millones de euros a la eléctrica pública italiana (porque así se lo exigió Matteo Renzi) que dejará a su filial ibérica descapitalizada y endeudada. De un plumazo recupera lo invertido en comprar Endesa en 2007, sanea a la empresa matriz italiana, que se queda además con todo el negocio de Latinoamérica, y deja a los pies de los caballos a la filial española que nos bombardeará diciendo que soporta un déficit brutal por parte del Estado, que necesita de más ayudas públicas, que España no puede seguir apostando por las renovables... Ahora anda desaforada con una campaña publicitaria que pretende justificar lo injustificable: “Somos combatientes de las batallas más sanas del mundo. Nada nos detiene. Ni el golpe más duro que podamos recibir. Siempre nos vamos a levantar. Porque si algo tenemos en este país es energía. (…) Por eso vamos a concentrar nuestra inversión en España”. Para justificar lo injustificable y para poner en venta, a través de una Oferta Pública de Venta (OPV), entre un 17% y un 22% del capital de Endesa, lo que significa que el control de Enel pasa a ser del 70% y que se embolsará, para reducir su deuda a costa de la filial española, alrededor de 3.400 millones de euros. Un buen pellizco para una empresa pública italiana que antes fue pública española.
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