Espacio de opinión de Canarias Ahora
El feo gesto de taparse la nariz y mirar para otro lado
Insistimos en un tema ya tratado con cierta intensidad en este “rincón” de opinión informativa, con la sola intención de compartir conocimientos y estimular la conciencia ciudadana en favor de soluciones a un gravísimo problema que no admite la resignación colectiva, ni la comodidad del que “mientras otros se partan la cara…”.
Los vertidos fecales, masivos e incontrolados, en todo el litoral de Tenerife, van camino de convertirse en una endemia epidémica que puede asolar la isla si continúa la desidia y dejación de responsabilidades por parte de quienes tienen el compromiso y deber de atajar semejante aberración medioambiental y ecológica que supone, sobre todo, un atentado flagrante contra la salud pública, en un territorio que se supone foco de atracción turística –con ínfulas de “turismo de calidad” – como casi única fuente de recursos; o monocultivo prioritario en esta tierra bendecida.
Debemos considerar una situación de emergencia, por la alarma social suscitada a través de titulares tan escandalosos como los que, hace dos años, hablaban de 57 millones de litros diarios que se vertían al mar, solo en la isla de Tenerife, sin control ni depurar que, multiplicados por los 365 del año, daban unas terribles cifras de desastre medioambiental, ante la pasividad de las autoridades responsables. Pues sigue sin hacerse nada al respecto y puede sospecharse que en la actualidad se hayan multiplicado, y que en un futuro inmediato se expanda el daño de forma indiscriminada hasta llegar al colapso sin remedio posible.
No hay día sin que aparezca alguna información puntual sobre reiterados casos de playas cerradas por contaminación de aguas residuales. Es escandaloso el mapa de la isla con centenares de puntos rojos marcados en el litoral como indicativo de vertidos “controlados” una mínima parte, y la inmensa mayoría fuera de control. Solo se libra una pequeña área al nordeste, en la punta de Anaga, donde la población es mínima.
Un panorama preocupante, que debiera serlo para los responsables políticos; pues como una enfermedad infecciosa que no mejora por sí sola, necesita tratamiento adecuado con antibióticos y medidas paliativas para recuperar la salud perdida. Pero si se abandona al enfermo, su dolencia se hará crónica y el desenlace final será el desastre definitivo e irreversible.
Tan grave perspectiva requiere voluntad política sin reservas y total. Es decir, que aunque se trate de una actuación que no capte votos por su poca visibilidad, es imprescindible la conjunción de esfuerzos y la sinergia organizada de todos los estamentos políticos que configuran la administración y gestión de los intereses y derechos de los ciudadanos. En este caso deben desaparecer los colores políticos y los discursos electoralistas, para estructurar un frente común y decidido a solucionar el despropósito actual, que nos aboca a un precipicio sin barandilla si no lo frenamos antes de que la pendiente se pronuncie sin remedio.
Gobierno central, autonómico, cabildos, ayuntamientos y la participación ciudadana con un comportamiento cívico educado en higiene y salud, deben, debemos, aunar esfuerzos, optimizar la burocracia y abordar el desastre medioambiental, ecológico y de atentado contra la salud pública, que si no se hace así, esto puede degenerar en una auténtica catástrofe que nos haga famosos en el mundo, y no precisamente como paraíso turístico.
Es desolador, a pesar de la evidencia y reiteración del problema, que aparezcan casos puntuales en rumbo contrario al uso de la razón y al sentido común:
Ayuntamiento de Granadilla de Abona, en el Pleno (28/10/2019) se desestimó la propuesta del PSOE en materia de vertidos en la costa con los votos en contra del gobierno local (CC-PP) para crear una comisión de trabajo y seguimiento de los vertidos, presupuestar en 2020 la modernización paulatina de la red de saneamiento y auditar externamente a la empresa concesionaria, puesto que El Médano y San Isidro se ven afectados por vertidos fecales que se producen a diario por toda el área municipal. Al parecer, la gresca dialéctica culminó con la rúbrica del regidor, que recordó al PSOE sus 21 años de gobierno sin afrontar este problema.
¡Así, no! Así no vamos a ninguna parte.
De nada sirven titulares rimbombantes para eludir responsabilidades y esconder la cabeza avestruceramente, ni fatuas declaraciones que desvíen la atención de la opinión pública con medias verdades o mentiras flagrantes, porque lo único que interese sea el cardumen de votos.
El algoritmo es simple, aunque la resolución sea compleja y costosa. Es la penalización por no haber hecho la tarea bien y a su debido tiempo. Ahora hay que apechugar con la rehabilitación de colectores y emisarios, abandonados y sin ningún mantenimiento desde su instalación hace medio siglo. Hay que modernizar las depuradoras obsoletas, o sustituirlas por instalaciones nuevas y actualizadas. Hay que revisar y acondicionar a las necesidades actuales todas las redes de alcantarillado. En fin, es un pastón que según cálculos estimativos, solo en Tenerife rebasan los 1.000 millones de euros.
¿Qué sentido tiene que el actual Presidente Autonómico se apunte el tanto de haber conseguido ciento y pico millones para tal o cual instalación depuradora? Es una cantidad irrisoria que no soluciona nada. Si bien puede interpretarse de que por algo se empieza. Si así fuera, bienvenido sea.
Pero no olvidemos dos conceptos que creo importantes; 1.- El problema de Tenerife es el mismo que en el resto del archipiélago. Todas las islas adolecen, en mayor o menor medida, de las mismas penurias escatológicas.. 2.- En la factura del agua aparece un apartado dedicado a “depuración”. Una cantidad adicional que se paga por un servicio que no se cumple… Esto tiene un nombre… y pueden ser muchos millones recaudados al año por un concepto presuntamente fraudulento por imaginario.
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