Pero Gran Canaria, a lo que íbamos, inaugura este lunes la época post-Soria. Es de Nardy Barrios la ocurrencia electoral de preguntar ¿se imaginan a Gran Canaria sin Soria?Soria está en el pasado por no haber creído sino en él, siendo como es, alguien difícil de fiar. Su personalidad le convirtió en un personaje de diseño vertical y autoritario, generador primero de temores y luego de risa. No creyó en el sector primario grancanario y vendió Sialsa, la empresa que debía asegurar un futuro rural a Gran Canaria. Tampoco creyó en el sector secundario de la economía, pues siendo el Cabildo titular de terrenos industriales en Arinaga, sus entendederas sólo llegaron a decidir la venta de esos terrenos a la Autoridad Portuaria para construir un palacio.Ni siquiera creyó en el turismo, pues fue incapaz de realizar el Plan que debe decidir el futuro turístico de Gran Canaria. Tras largos años de espera, sólo pudo redactar un pobre avance que no contiene una sola idea con fuerza ni solución de futuro de ningún tipo, más allá de privilegiar los terrenos de sus amigos. Esos amigos que fueron beneficiarios de las camas turísticas aprobadas deprisa y corriendo al final de la legislatura anterior, merced a su simple descaro.Y de la política cultural, ¿qué podemos decir? Encefalograma plano: ¿Qué queda del museo Millares?, ¿qué ha sido del Centro Atlántico de Arte Moderno, arrumbado hacia la vulgaridad? Gastarse 600.000 euros en enviar la Orquesta Filarmónica de gira a China, o enchufar en el Patronato del teatro Pérez Galdós a la mujer de su vicepresidente, esas son la señas de identidad cutlural del anterior presidente del Cabildo de Gran Canaria.Por todo ello desde este lunes empezaremos a pensar un futuro distinto para Gran Canaria de la mano de ese tándem que forman José Miguel Pérez y Román Rodríguez que suscitan ganas de pensar en el futuro. Y porqué no, también de soñar en el futuro.A los nuevos gobernantes que ahora empiezan su mandato les pedimos que entiendan que los grancanarios están sedientos de una buena dosis de entusiamo y que se sienten capaces de ser el centro de gravedad de un cambio. Que quieren todo ello sin enfrentamiento con otras islas y, por último, que lo que pueda haber bajo las alfombras de un mandato autoritario no es de su exclusiva incumbencia. Que todos queremos participar.