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Viene esto a cuento de que un lector anónimo afirma que Luis de la Cueva fue solo Gobernador y que confundo los cargos de Capitán General y Corregidor. La leche. Aclararé que los reyes solían nombrar generalmente Corregidores. Pero cuando se trataba de lugares conflictivos, como Canarias, les daban título de Gobernador. La diferencia estribaba en que al Gobernador se le otorgaban facultades militares y de orden público que no tenían los Corregidores.

Tan es así que el Gobernador quedaba rebajado a Corregidor al nombrarse Capitán General y asumir éste las competencias militares. Ocurrió con Luis de la Cueva en 1589 y volvió a ocurrir en 1629, al restablecerse el cargo con Rivero y Zambrana.

El anónimo lector ironiza respecto a mi comentario de que Las Palmas funcionó en el XVI como “centro articulador de la política de la Corona”. Que se queje a los historiadores que me engañaron. Como me engañarían al considerar a la Audiencia, creada en 1526, el primer órgano real articulador de la política de la Corona en el ámbito. Ya hasta dudo de que los Capitanes Generales fueran a su vez presidentes de la Audiencia con lo que tuvieron el gobierno total del archipiélago que derivaría, en el XVIII, hacia un auténtico régimen militar.

Pregunta el lector que a ver dónde está en Las Palmas el palacio de Capitanía. Argumento definitivo porque no hay palacio que mostrar: sólo sabemos que Luis de la Cueva residió en el solar que hoy ocupa el CICCA, frente a la casa que habitara Bartolomé Cairasco y al convento de monjas que estuvo donde se alza ahora el Gabinete Literario. Cuarta más, cuarta menos.

¡Ah! Le sorprende al lector anónimo que me “atreviera”, oye, a escribir que Las Palmas no fue capital del archipiélago. No hay “atrevimiento” porque es así. A menos que hasta en eso me engañaran.

Lo que tiene uno que aguantar, diré como reflexión final.