Espacio de opinión de Canarias Ahora
Hombre 10
Si Canarias tuviera pleno empleo seguro que no estarían tan contentos. Los más de 8.000 aficionados que acudieron ayer al Estadio de Gran Canaria para ver la presentación de Jesé son más felices que si les hubiera tocado la lotería.
La presentación duró unos pocos minutos, los justos para que el nuevo futbolista de la Unión Deportiva Las Palmas pronunciara cuatro frases ante un público incondicional y lanzara varios balones a la grada en agradecimiento a la espera. Horas de espera para ver cuatro minutos a su ídolo.
La imagen de Jesé, que llevará el dorsal número 10, es tan potente que eclipsó la presencia del presidente del club, a pesar de la insistencia del jugador para que le acompañara en el acto. Fue imperdible la cobertura en directo de la Televisión Canaria, como si estuviese transmitiendo a todos los paisanos la sesión de investidura de Fernando Clavijo.
Nunca tantos periodistas han cubierto un acto en la isla como el de ayer. No habría habido tantos medios si el protagonista hubiese sido, por ejemplo, el primer astronauta canario que entra en la carrera espacial del universo.
No faltaron los chiquillos que se saltaron la barrera de seguridad para abrazar a su héroe en directo, en estado de éxtasis, llorando a lágrima viva de pura felicidad. Esos niños nuestros, que imitan a sus ídolos con esos estrambóticos cortes de pelo y exagerados tatuajes, son los mismos que mañana saltarán al campo en los minutos de descuento y nos joderán otro ascenso.
La historia de Jesé, como la de tantos otros futbolistas que salieron de la miseria, rompe los argumentos a los padres que tratan de persuadir a sus hijos para que estudien, a esos maestros que se empeñan en convencerlos de que el futuro está en los libros, a esos profesores que les insisten en que el saber no ocupa lugar, menos espacio incluso que un balón de fútbol.
La masa ingente no sabe caminar sola y necesita apoyarse en mitos para sentirse a gusto. La gente que no tiene ilusión ni esperanza en la vida que le espera se aferra a los gigantes con pies de barro para sentirse alguien.
La imagen de ayer de un exvicepresidente del Cabildo con micrófono en mano haciendo de telonero de un futbolista de La Feria define a la perfección lo que es la sociedad en la que vivimos, pero sobre todo lo que es el poder y lo que logra el dinero que, a diferencia de lo que se dice, sigue dando la felicidad a mucha gente que no pide más a la vida que un poco de pan, mucho circo y unas entradas para ir al palco con un puro o un paquete de pipas de girasol.
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