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Por huevos
Araujo compareció ante los periodistas con cara de cervatillo degollado y, emulando al rey, pidió perdón y aseguró que no volverá a ocurrir. Él, Nauzet Alemán y otros jugadores de la UD Las Palmas celebraron en una discoteca durante la noche del sábado la derrota del equipo ante el Barcelona, con lo que demuestran lo grandes profesionales que son.
Tras estar bebiendo unos tragos, Alemán se enzarzó en una pelea en la que salió muy mal parado. Le estallaron un vaso en la cara y le pusieron 18 puntos de sutura, casi tantos como los que tiene el equipo en la clasificación liguera. Nadie le ha explicado que solo hay que ser beligerante en el campo de batalla, no en las barras de bares de copas con pistas de baile.
El argentino no fue agredido, pero llegó el día siguiente al entrenamiento como un espantajo con secuelas etílicas. Cualquier trabajador que gane cien veces menos que él llega así al trabajo y lo despiden ipso facto. El club dijo que estaba indispuesto y era verdad. Yo también puse esa excusa para no acudir al bautizo de mis hijos: no estaba dispuesto.
Araujo quiso zanjar el asunto con ese lenguaje cuartelario tan propio de deportistas sin formación. “Pido perdón y ahora solo queda romperme los huevos en el campo”, dijo literalmente con cierto énfasis, una frase que seguro que no le gustó a su novia.
Aquí cada vez que se nos nubla el raciocinio apelamos a los genitales. El otro día también ocurrió con un dirigente del PP vasco, que ante el propio Rajoy, afirmó que estaba hasta los cojones de la corrupción del partido.
Los políticos no son muy dados a emplear en público palabras altisonantes porque no tienen buena prensa y no dan, en general, votos. A los futbolistas, en cambio, se la refanfinfla porque en pocos años de juventud ganan más que varias generaciones de políticos, a no ser que sean corruptos.
Ayer vi en televisión a un tipo al que le habían grabado en una trama de corrupción. El muy machote repetía la palabra cojones con machaconería. Sin embargo, la misma cadena no se atrevió a repetirla en los subtítulos sobreimpresos. Se limitó a poner la letra C seguida de puntos suspensivos. Que es como poner las siglas del imputado a la vez que sacas su foto a toda plana: una auténtica estupidez, además de una cursilada.
No sé qué me cabrea más, si los machistas impregnados en testosterona que no dejan de hablar de huevos y cojones o los medios puritanos que quieren sustraernos de la realidad. La UD Las Palmas es un club tan grande que sobrevivirá a pesar de los badulaques que la integran.
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