Espacio de opinión de Canarias Ahora
Somos incorregibles
No entro en la espesa discusión de si es o no legal la forma en que ha obrado el Ayuntamiento santacrucero. Doctores tiene la Iglesia; aunque, qué quieren, rarito sí que resulta. Pero son los santacruceros mayorcitos y soberanos y a ellos toca entendérselas, que uno ni pincha ni corta ni la manta es mía. Lo que llama la atención, a lo que iba, es cómo se ha superado El Día en su paranoia: de culpabilizar a los malos bichos canariones de cuanto no les sale, a lo que ya nos habíamos acostumbrado, ha pasado a considerar que cuando sacan algo adelante, como en este viario de Santos, es porque, mecachis, es porque no nos enteramos a tiempo de ordenarle a los falsos ecologistas, a Santiago Pérez y a la quinta columna de la Universidad de La Laguna que lo tumbe; que para eso les pagamos.
Pasmado me quedé, pero como el propio periódico exige respeto a su editor-director, acepto tan retorcida versión por ser la de un hombre de experiencia y lucidez contrastada; la de un patriota que tantísimo ha sufrido en su lucha por la independencia de Canarias. Bajo la dictadura, que lo persiguió al extremo de no condecorarlo, qué va, y de impedirle el acceso a todo tipo de actos castrenses, no fuera a tomar nota de los efectivos y medios militares para reprimir el independentismo e irle con el cuento a Cubillo; y bajo Zapatero con su decreto de hambre para Canarias contra el que también se ha rebelado nuestro héroe. Por eso, por respeto a su heroico pasado, me niego a creer lo que dicen algunos, canariones por supuesto, en su demérito: que ridiculiza al independentismo y que ese es su verdadero objetivo al servicio (secreto) de las fuerzas de ocupación. Admito que pueda parecerlo, como casi siempre ocurre a los grandes hombres incomprendidos por sus coetáneos. Sin embargo, me inclino a pensar que se trata de otro infundio de los enemigos de la libertad de las seis islas que quedan al excluir el periódico del espléndido futuro independiente a los canariones envidiosos y a los tinerfeños traidores juramentados para prolongar el sufrimiento del insigne patriota a cambio de un estipendio del Sanedrín de Vegueta. Somos incorregibles denigrando a nuestros grandes valores, los que levantan banderas para que empiece a amanecer.
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