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Larry cogió su fusil

Juan García Luján / Juan García Luján

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“Voy a por ti”. El grito de Larry dirigido al consejero de Televisión Canaria Miguel Guerra lo escucharon unos cuantos. Fue un grito con tono y con tino. No es la primera vez que Larry amenaza a alguien del Ente público. Recuerdo cuando amenazó a Paco Moreno porque se enteró de que unos periodistas de la cadena pública habían grabado a unos guardias de seguridad que impedían entrar en unas instalaciones del cabildo al portavoz de la oposición. Carmelo Ramírez pretendía cometer el terrible delito de dar unos bocadillos y unos zumos a unos familiares de enfermos mentales que se encerraron en la corporación grancanaria para protestar contra el desprecio del gobierno insular de Soria. Eran otros tiempos en la cadena pública, Larry no se fiaba de los que llevábamos los informativos, por eso llamó al director de la Televisión Canaria y le dijo que si la cadena cumplía con su deber de informar de un hecho grave que había pasado en el cabildo presidido por su señorito pues entonces “voy a por ti, Paco”. Fui testigo de los hechos.

También en la empresa privada conocí el estilo del personaje. Unos empresarios que necesitaban una licencia municipal para ampliar sus negocios. Un servidor que dirigía los informativos de la televisión de esos empresarios. Un recadito a los empresarios: “ese muchacho está sacando noticias donde se critica al alcalde que debe firmar la licencia municipal que ustedes necesitan, así que ustedes sabrán lo que hacen”. Los empresarios me dijeron “afloja un poquito”, pero no le sirvieron a Larry ni a su señorito mi cabeza en una bandeja con la tarjeta del Servicio Canario de Empleo.

Durante la reunión del sábado del Consejo de la RTV Canaria Larry entregó un escrito al presidente del consejo donde acusaba a Miguel Guerra y a los dos consejeros socialistas de defender los intereses de una empresa privada. Se refería a la empresa Socater. Larry sabe que miente. Miguel Guerra nunca ha vendido su voto al mejor postor. Miguel Guerra se opuso en varias ocasiones a la prórroga del contrato con Socater y pedía un nuevo concurso para garantizar la transparencia y la libre competencia, mientras que Larry votó en unas ocasiones a favor y en otras en contra de esa prórroga, su voto dependía de la situación del PP en el gobierno canario. No pensaba en los intereses generales, sino en los de su Generalísimo PP Manuel. Con la radio pública canaria hizo lo mismo: cuando el PP estaba en la oposición votó en contra de la creación de la radio, ahora el PP está en el gobierno y utilizó el medio público para ponerle un sueldo a la madre de sus hijos. El mismo comportamiento ha tenido su señorito que después de boicotear al grupo Prisa por unas declaraciones de Polanco, votó en el Parlamento canario a favor de los intereses inmobiliarios de Polanco en Tenerife para poder sacar también adelante otras camas turísticas del dueño de su caña de pescar salmón.

Después de seis meses de divorcio simulado, Larry y Soria han vuelto a ser la pareja que siempre fueron. Y regresan con los fusiles cargados y mostrando su habitual pasión por meter miedo. Larry amenazando a Miguel Guerra delante de varios testigos y Soria amenazando con una querella criminal a un empresario (amigo suyo) que reconoció ante el juez que el expresidente del cabildo le había amenazado ( y perdonen a Soria por la redundancia) por haber anunciado un recurso judicial contra un concurso del ayuntamiento. Escribió Jean Paul Sartre: “Lo más aburrido del mal es que a uno lo acostumbra”. Creo que nos hemos acostumbrado a los métodos de la pareja Soria-Larry, pero todavía estamos a tiempo de enterrar el miedo y cambiar las cosas, la otra opción es seguir el camino de los cobardes y resignarnos a morir de aburrimiento.

Juan García Luján

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